El modelo español
Una de las grandes dificultades que existen para poner en marcha el futuro mercado paneuropeo es el de la armonización de los sistemas de contratación. Cada una de las bolsas europeas ha desarrollado su propio modelo informático y la pelea por imponerlo va a ser muy grande, y puede que larga. La Bolsa alemana, por ejemplo, está invirtiendo grandes cantidades de dinero en un macrosistema que tratará de amortizar como sea. Londres, mientras tanto, tiene serios problemas para sacar adelante su propio sistema con éxito.
El único modelo que existe en la actualidad, suficientemente rodado, de conexión de mercados es el español, que funciona desde hace 10 años, aunque con algunas modificaciones importantes que le han añadido capacidad y velocidad.
La Bolsa española ha sido pionera, a la fuerza, en la conexión de mercados. El proyecto de una sola Bolsa nació en España con la reforma del mercado de valores y bajo fuertes presiones políticas al estar los mercados situados en cuatro autonomías, pero la técnica ha demostrado que al menos para negociar valores hay remedios.
La Bolsa de Madrid, que representa a las otras tres bolsas españolas en este proyecto, ha defendido desde el primer momento un modelo que conoce bien y del que puede demostrarse su fiabilidad, puesto que el pasado año absorbió casi 11 millones de operaciones, con una media diaria de 45.000.
Si el modelo de mercado que se pacte entre las ocho bolsas firmantes de este último acuerdo marco es el de la interconexión entre iguales, y parece que será así o habrá problemas entre los más grandes para hacerse con los mandos, la Bolsa española tiene una gran ocasión para exportar su tecnología y sus experiencias.
La cuestión de las normas y regulaciones del mercado parece, en principio, más fácil de solucionar por la propia inercia de la UE.
