Calefacción central para todo un pueblo
Los habitantes de Cuéllar estrenan un sistema que permitirá ahorrar energía y emplear un combustible renovable
Desde hace unos días, la población segoviana de Cuéllar es la primera de España en disponer de un sistema de calefacción y agua caliente centralizada. Para ello se ha construido una central térmica que funciona quemando biomasa, una fuente renovable de combustible. Desde la central, dos tuberías subterráneas adecuadamente aisladas llevan el calor a los hogares del pueblo, de 9.000 habitantes, en una experiencia inédita en nuestro país.Entre las ventajas que supone el sistema, que será oficialmente inaugurado a finales de abril o principios de mayo, para los usuarios destaca la comodidad de no tener que almacenar ni manejar combustibles, la posibilidad de ganar espacio mediante la eliminación de calderas e instalaciones conexas de las viviendas, dejar de tener que pasar revisiones y recargas e incluso una ventaja económica, ya que se ha calculado que el gasto de cada hogar en calefacción y agua caliente descenderá en torno al 10%.
En una primera fase, los primeros en poder acceder al nuevo servicio son un conjunto de varias viviendas unifamiliares, cinco cooperativas de viviendas, un centro social, un colegio y un polideportivo. Más tarde se irán incorporando otros usuarios a medida que se amplíe la instalación.
El proyecto ha sido llevado a cabo por el Ayuntamiento, el Ente Regional de la Energía de Castilla y León (EREN) y el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético del Ministerio de Industria y Energía (IDAE). El coste de las instalaciones asciende a 190 millones de pesetas, que han sido aportados en partes iguales por el EREN y el IDAE, y una vez que estos dos organismos recuperen la inversión realizada, las instalaciones pasarán a ser propiedad del Ayuntamiento.
La utilización en esta planta de biomasa como combustible, en sustitución del gasóleo que se venía empleando en las calefacciones, supondrá un importante avance en el empleo de esta fuente energética renovable, cuyo grado de contaminación es menor que el producido por el carbón y los hidrocarburos. Se trata de aprovechar los residuos producidos por las áreas boscosas en forma de ramas, piñas, desbroces, corteza de pino y troncos resinados sin aprovechamiento maderero. Con ello se consiguen dos objetivos: se elimina del bosque el material altamente combustible que el mismo produce, y que con frecuencia origina o alimenta los incendios forestales, y se dispone de un combustible de fácil utilización y renovable, ya que forma parte del ciclo normal de los bosques. Además, el sistema proporcionará empleos tanto en la construcción como en la gestión de la central.
La biomasa se transporta a la central en camiones, que la depositarán en un silo desde donde un sistema automático de cintas la transportará a las tolvas, donde será desmenuzada para su empleo en la caldera. La temperatura que alcanza el agua es de 95 grados centígrados, y sale impulsada por bombas a través de la conducción de distribución hasta los puntos de consumo, desde donde regresa por la conducción de retorno. En total, la red inicial es de dos kilómetros de longitud. La central consta de dos calderas: una principal, que sólo se usará durante los meses en que se suministre calefacción, y otra auxiliar, para proporcionar agua caliente durante el resto del año.
Este tipo de instalaciones tiene una larga tradición en algunos países del norte y centro de Europa, como Dinamarca y Suecia, donde cubren la mitad de las necesidades por este medio, y en Estados Unidos. En muchos casos se aprovecha el calor residual de las centrales termoeléctricas, con lo que se ahorran grandes cantidades de energía. Según Domingo Jiménez Beltrán, director de la Agencia Europea de Medio Ambiente, la eficiencia energética conseguida gracias a este aprovechamiento por las centrales danesas llega al 70% de la energía consumida, mientras que las centrales españolas apenas alcanzan el 30%.
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