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Un alemán en el malecón

La amistad de Cooder con Wim Wenders empezó en el rodaje de París, Texas en 1984. En el último año el cineasta le ha seguido a Amsterdan, Nueva York y La Habana para rodar el documental Buena Vista Social Club. Mientras trabajaban los dos juntos en Los Ángeles, en la banda sonora de El final de la violencia, Cooder, recién llegado de grabar Buena Vista... en Cuba, le dejó una cinta con una de las primeras mezclas del disco. Wenders se quedó enganchado y asegura haberse pasado meses escuchando esas canciones. Y el guitarrista le contó historias sobre Compay, Rubén e Ibrahim. Así que cuando Cooder decidió volver a La Habana el año pasado para grabar a Ibrahim Ferrer, el realizador no dejó escapar la ocasión.Wenders afirma que la primera vez que escuchó esta música sintió su alegría, su desenfado... Un profundo conocimiento e integridad, como en ninguna otra música que ya conociese. Al alemán, que utilizó una canción de los Rolling Stones en su primer corto, y para su primer largo, temas de los Kinks, Chuck Berry y Gene Vincent, le ha entusiasmado descubrir la música tradicional cubana. Además reconoce que su mayor placer en la elaboración de una película es el momento de la edición en que se ven por primera vez las imágenes con música.

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Ry Cooder apoya a los abuelos del son

"Es importante filmar y grabar a estos músicos. De una película se puede obtener mucha información. Porque un día ellos se irán pero seguirán ahí", dice Cooder.

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