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CRISIS EN LA UE

Cisma en la UE por el relevo de la Comisión

Schröder quiere ya un nuevo presidente. Otros siete Gobiernos proponen mantenerle en funciones

Xavier Vidal-Folch

Tras la tempestad, la tempestad. La dimisión colectiva anunciada por la Comisión en la madrugada de ayer, tras el demoledor dictamen del Grupo de Sabios que investigó las irregularidades de su gestión, ha trasladado la fractura a los 15 Gobiernos de la Unión Europea (UE). Mientras el presidente de turno, el canciller alemán Gerhard Schröder, pretende nombrar ya un nuevo presidente que sustituya al dimisionario Jacques Santer, otros siete líderes -entre ellos el español, José María Aznar- piden tiempo y calma y proponen mantener al Ejecutivo hasta diciembre, o por lo menos hasta junio. Tras Schröder milita el Parlamento. Su presidente, José María Gil-Robles, dijo ayer que espera que la dimisión "no sea una maniobra para evitar la moción de censura".

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La pelota está ahora en el tejado de los Gobiernos: pocos quieren nombrar ya un equipo de relevo; otros prefieren no improvisar y designarlo en junio, para que entre en funciones al final del mandato teórico de Santer (enero del 2000) o, apurando, el próximo otoño. Schröder encabeza a los primeros. "Es necesario encontrar una persona, y si se siguen las ideas del Parlamento, no sólo una", dijo en Bruselas, donde aterrizó dentro de la gira preparatoria de la cumbre de Berlín de los próximos días 24 y 25. Aseguró no querer "aplazar ni retrasar" el fallo, sino "tomar decisiones rápidas", "con celeridad", sugiriendo que pretende madurar o zanjar el asunto en Berlín, aunque "ya veremos si lo logramos". ¿Cuál es el perfil adecuado? "Bastante sencillo", respondió. "Debe ser un europeo convencido, con experiencia política en asuntos de relaciones europeas, conocimientos técnicos administrativo-económicos suficientes e integridad personal intachable", diseñó.Al canciller le flanqueó el británico Tony Blair, para quien cuanto antes se forme un nuevo Ejecutivo, mejor. Y pareció haberle convencido el presidente del Parlamento, José María Gil-Robles, opuesto a que el Ejecutivo dimisionario continúe en funciones, algo previsto por el tratado. "Es la peor solución que podríamos encontrar, pues no hay nada más ineficaz que mantener durante nueve meses una Comisión que no administre bien".

Nuevo presidente

La Cámara propone, al contrario, nombrar nuevo presidente en Berlín, para que forme Comisión en mayo, con lo que este Parlamento -en vísperas de elecciones- sería su examinador. El compromiso de cumplir el tratado, esgrimido poco antes por Santer -que los comisarios se mantengan en sus puestos despachando "asuntos corrientes" hasta ser sustituidos-, hizo sospechar a Gil-Robles que trataban de agarrarse a sus puestos. Su dimisión habría sido "una maniobra para evitar la moción de censura; no quiero pensar en tal maquinación", insinuó. "El presidente debe ser sustituido", concluyó Gil-Robles.

La cúpula del hemiciclo sugería que si la Comisión sigue viva, aunque sea unas semanas, o si no se fuerza el cese de Edith Cresson y Anita Gradin, podría "lanzar otra censura", linchar al cadáver tras guillotinarlo. "Con nuestra dimisión les ha desaparecido la posibilidad de chantajear, y deben encontrar la manera de seguir de actualidad ante sus elecciones", respondió una miembro de la cúpula del Ejecutivo.

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Pero Schröder topa con el calendario y otras razones, como la prioridad de la Agenda 2000. "La Comisión está en funciones y seguirá así a lo largo de algún tiempo; no creo que Berlín se concentre en esto, creo que se ratificará el mantenimiento en funciones" del colegio de Santer, deseó el jefe de los diputados populares españoles, Gerardo Galeote, en sintonía con el Gobierno español, que pretende el status quo hasta final de año, y ambos en oposición al jefe de la Cámara, militante del PP. Además, ¿tiene sentido lanzar un nuevo Ejecutivo con la consulta parlamentaria del Tratado de Maastricht en vez de con la aprobación del de Amsterdam, que regirá desde junio? ¿Puede hacerse antes de septiembre, si en junio se celebran las elecciones europeas, se constituye luego la Cámara, se celebran consultas, comparecencias y votaciones? ¿Es propicia la coyuntura preelectoral para este ejercicio? ¿Puede improvisarse un presidente de la Comisión como un conejo de la chistera?

Por estas razones, y pese a las desventajas de contar con un Ejecutivo en precario, siete Gobiernos propugnaron ayer lo contrario: mantener a Santer y su equipo, al menos hasta junio, elegir en la cumbre de Colonia a su sucesor y entronizarle en enero del 2000, o, si se puede, tres meses antes. A esta tesis se apuntaron el español José María Aznar; el presidente francés, Jacques Chirac, y el ministro de Asuntos Europeos, Pierre Moscovici; el primer ministro sueco, Göran Persson; su colega portugués, António Guterres; el ministro de Hacienda italiano, Carlo Azeglio Ciampi, y su colega griego, Andonis Papandoniu, y el ministro de Exteriores danés, Niels Petersen, y su colega griego. Algunos, como Chirac, aludieron a la "plena confianza" en el equipo dimisionario. El cisma está servido.

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