Poner orden en el equilibrio

La Unión Europea de Yoga (UEY), que celebra este año su 25 aniversario, trabaja en la creación de un programa base de enseñanza de esta disciplina para unificar los criterios de educación de las 16 federaciones que la integran. Representantes de países europeos y de Israel se reúnen estos días en San Sebastián para avanzar en este proyecto con el que buscan incidir en la calidad de enseñanza del yoga y con el que persiguen desterrar los prejuicios de quienes todavía le atribuyen connotaciones sectarias. En los tiempos que corren, cuando parece que el estrés se ha convertido casi en rutina, el...

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La Unión Europea de Yoga (UEY), que celebra este año su 25 aniversario, trabaja en la creación de un programa base de enseñanza de esta disciplina para unificar los criterios de educación de las 16 federaciones que la integran. Representantes de países europeos y de Israel se reúnen estos días en San Sebastián para avanzar en este proyecto con el que buscan incidir en la calidad de enseñanza del yoga y con el que persiguen desterrar los prejuicios de quienes todavía le atribuyen connotaciones sectarias. En los tiempos que corren, cuando parece que el estrés se ha convertido casi en rutina, el yoga, con sus 10.000 años de antigüedad, se ha convertido en un refugio para todo tipo de personas. Carlos Fiel, presidente de la Federación Nacional de Yoga, Sâdhana, ha visto llenarse sus aulas de jóvenes y adultos. Muchos buscan una solución terapeútica a enfermedades del sueño, de agitación mental o del sistema cardiovascular. Otros, profesionales liberales, tratan de descargar las tensiones de una vida estresante. Pero Fiel también se ocupa de formar a gente que acude al yoga con "un deseo de observación personal o para realizar un trabajo de puesta a punto físico". El auge que está experimentando esta disciplina, cada vez más amparada por las instituciones, hace necesaria una regulación en la que trabaja la UEY. Se va a instaurar un plan único que hace hincapié en la formación del profesorado. Los docentes deberán invertir cuatro años de estudio y realizar su propia tesis doctoral para enseñar a sus alumnos cómo se alcanza "una salud energética corporal, un equilibrio respiratorio y un espacio de observación de uno mismo". Desde la UEY se observa un gran desconocimiento sobre esta disciplina y sobre cuál debe ser la función del docente. "El profesor de yoga", aclara Fiel, "no debe jugar ni a ser psicólogo, ni médico, ni el cura del pueblo. Te enseña unas bases de salud posturales, que tienen efecto sobre la actitud mental y conllevan una cierta calidad de vida". El yoga arrastra el lastre de los prejuicios ligados a la aureola del incienso. "La fama de sectario le viene porque la concepción india original ha sido monástica, y muy basada en la relación maestro-discípulo. Su sentido, eso sí, puede ser transgredido como puede serlo en otras disciplinas de un colectivo de abogados o de políticos", afirma. El yoga ha evolucionado con la sociedad, se ha adaptado a las tradiciones de Occidente y se ha desprendido de la parte ritualista, que en nada se identifica con esta cultura. Al yoga le han alcanzado dardos de todos los colores. Sufrió la época de Franco. Fiel recuerda que en sus primeras conferencias en 1973 recibieron la visita de "secretas" que cuestionaban el yoga, en ese momento en el que se avecinaba la crisis Estado-Iglesia. Los sectores nacionalistas más radicales, que entonces les apoyaron, más tarde miraron con malos ojos su labor. Esto se debe, según Fiel a que el yoga puede desviar "a la gente del compromiso social en el que están embarcados".

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