Cuatro meses de espera

Después de una serie de dilatadas visitas a especialistas, decidieron que era necesario operar a nuestro hijo de tres años, C.B.F., de vegetaciones y amígdalas. El último de ellos, que tomó la decisión, ordenó el estudio preoperatorio e indicó que la fecha límite aproximada de intervención era de un mes y tenía carácter preferente. Cumplido el plazo, extrañados de no recibir llamada alguna del Hospital Universitario San Carlos, decidimos ir a informarnos, ya que nos advirtieron de que las operaciones estaban al día y que no había demora. El responsable del quirófano y de las operaciones, muy amablemente, nos mostró una lista de espera -sí, existen- de niños en las mismas condiciones que el nuestro, y que, a este ritmo, tardarían en operarlo tres o cuatro meses. Al parecer, tan sólo existe en estos momentos un quirófano disponible para este tipo de intervenciones porque están realizando obras en el hospital. Además, tan sólo se opera por la mañana, con lo cual el mencionado quirófano está infrautilizado.No es que se trate de un asunto de extrema gravedad, aunque el niño lo está pasando bastante mal desde hace cinco meses (trastornos del sueño, dificultad a la hora de respirar y correr, irritabilidad...), pero entendemos que estas molestias son evitables y deben ser solucionadas con diligencia. Dicho en otras palabras: no es mi problema si este hospital está en obras. Que hagan lo que prometieron de suplir con clínicas privadas las carencias públicas. Que los escasos quirófanos funcionen a pleno rendimiento, aunque cueste más dinero. En definitiva, que construyan otro hospital si es necesario y se dejen de demagogia electoralista.

No, señor Romay Beccaría, no saque pecho. Si ni siquiera son capaces de gestionar un asunto tan simple como el que nos ocupa, cuesta creer que la sanidad pública española se encuentre a la altura de los países más avanzados de Europa. Más bien nos hace pensar que seguimos siendo un país "en vías de desarrollo".-