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El eco de los incidentes de Barcelona reactiva el movimiento estudiantil universitario

La ausencia del profesorado en los claustros potencia la influencia de los alumnos

"Hay un antes y un después de lo de la Autónoma", aseguran los representantes estudiantiles de las universidades catalanas, esgrimiendo el impacto mediático y social de los incidentes ocurridos en el campus de Bellaterra de la Universidad Autónoma de Barcelona tras la visita del presidente del Gobierno, José María Aznar, el pasado 14 de enero. Asociaciones de alumnos de universidades de todo el país elaboraron comunicados contra la actuación de la policía con los estudiantes en Bellaterra y la política del Partido Popular. Tras los sucesos, se ha abierto el debate sobre la representatividad y el papel que cumple hoy el movimiento estudiantil universitario. En el breve plazo de tiempo transcurrido desde lo sucedido en Bellaterra se han producido iniciativas inusitadas. Los alumnos de la Pompeu Fabra han ocupado el rectorado para exigir que se escuchen sus reivindicaciones, mientras que en la Rovira i Virgili, de Tarragona, se escenificaba un claustro de larga duración e intensidad desconocida para debatir el reglamento de usos lingüísticos.

Tampoco hay que olvidar que en el claustro convocado en la Autónoma tras la visita del presidente del Gobierno sólo hicieron falta 57 votos para declarar persona non grata a Aznar. El claustro extraordinario se realizó, básicamente, para dar un voto de confianza a la gestión del rector, Carles Solà, aunque sólo se consiguió reunir a 176 de sus 250 miembros (150 profesores, 75 alumnos y 25 personas de administración y servicios). Pero cuando se votó, a mano alzada, la moción contra el jefe del Ejecutivo, la cifra había descendido ya a 144. La mayoría de los profesores y el propio rector votaron en contra, pero el absentismo de la mayor parte de los docentes los dejó en franca minoría.

Decir que fueron los estudiantes quienes impusieron su criterio es una obviedad. La cuestión es cuál es su representatividad. En las últimas elecciones al claustro de la Autónoma tan solo votó el 12,8% del alumnado. En la Universidad de Barcelona lo hizo el 14,2%. En la Politécnica la cuota aumenta hasta el 30%, y en la Pompeu Fabra llega al 40%. Por debajo de este máximo están los centros de Girona, Lleida y Tarragona.

Cuatro son las asociaciones que están presentes en casi todas las universidades catalanas. El Bloc d"Estudiants Independentistes (BEI), la Associació de Joves Estudiants de Catalunya (AJEC), la Associació Estudiants Progresistes (AEP-ACE) y la Federació Nacional d"Estudiants de Catalunya (FNEC). Con distintos matices, estas cuatro asociaciones se arriman a partidos políticos. El BEI, a Esquerra Republicana; la AJEC, a los socialistas; la AEP, a Iniciativa per Catalunya -aunque, tras la escisión, parece haber triunfado el sector anguitista-, y la FNEC, a Convergència Democrática.

La novedad de los últimos años es el gran crecimiento del movimiento asambleario, que se articula en la Coordinadora de Asambleas de Facultad. Junto a estos grupos hay una diversidad de siglas de carácter local y de independientes. La eclosión del movimiento asambleario, admiten los líderes estudiantiles, ha supuesto un aumento de la participación y un impulso movilizador, por más que desde los grupos más establecidos se critique su dispersión. Ninguna representatividad tienen los grupos citados por el informe policial que esgrimió el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, en el Congreso, para justificar la actuación de las fuerzas del orden.

El efecto Autónoma llegó también a Galicia. Aznar visitó una semana después Santiago de Compostela y también sufrió las increpaciones de un pequeño grupo de jóvenes independentistas, informa Xosé Hermida. Los manifestantes pertenecían a la Asembleia da Mocidade Independentista, un grupo minúsculo que no desdeña la violencia callejera -su modelo es Jarrai- y bastante activo pese al hostigamiento policial. Pero hasta ahora el independentismo violento sigue siendo minoritario.Otra cosa es el nacionalismo pacífico y más institucional, que sí tiene una importante presencia. Los Comités Abertos de Facultade (CAF) se han mostrado como el grupo más organizado y más activo.

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