La Constitución china rehabilitará al sector privado
, Las autoridades chinas quieren llevar adelante una modernización constitucional para salvar la gran distancia entre el desmantelamiento de la economía socialista y las referencias ideológicas aún cargadas de ortodoxia. Para ello está previsto que en la próxima sesión de la Asamblea Nacional del Pueblo (ANP), a celebrar en marzo, la Constitución sea modificada para rehabilitar con todos los pronunciamientos favorables al sector privado de la economía del país. En 1988, una primera revisión del texto había reconocido la existencia del sector privado, aunque todavía como complemento del sector estatal. Cinco años después apareció el concepto economía socialista del mercado, que pretendía desarrollar la anterior primera etapa del socialismo.
El presidente chino, Jiang Zemin, quería ir más lejos. En 1997 autorizó la reforma de las empresas públicas, lo que implicaba también "una diversificación de las formas de la propiedad". Este paso requería, a juicio de Jiang, nuevos ajustes constitucionales. El comité permanente de la ANP adoptó la semana pasada diferentes enmiendas que marcarán un nuevo paso hacia la transformación ideológica.
Dentro de este nuevo refrito de la Constitución, el sector privado será elevado al rango del "componente importante" de la economía socialista del mercado. La propiedad pública seguirá jugando el papel dominante dentro del sistema económico, pero el sector privado ya no tendrá el simple estatus de complemento. Para los beneficios se ha creado la fórmula de "coexistencia de una variedad de modos de retribución".
Estos arreglos con la doctrina se implantarán probablemente a largo plazo, puesto que, según otra de las enmiendas, "China se va a encontrar por un periodo largo en la primera etapa del socialismo". La versión de la Constitución del año 1993 limitaba esta primera etapa solamente a la fase actual.
Con estas modificaciones, Jiang Zemin rinde homenaje a la herencia de Deng Xiaoping, el padre de la reforma económica introducida ya hace dos décadas. Ahora, la teoría de Deng será inscrita en el preámbulo de la Constitución al lado del marxismo, del leninismo y del pensamiento Mao Zedong.
Esta lectura tiene, sin embargo, un peso más simbólico que jurídico. El presidente chino quiere reforzar la legitimidad de un sector que puede crear alternativas a los salarios de las empresas públicas. Podría ser el oxígeno necesario para la reestructuración del sector estatal que desde hace meses se ve enfrentado con el tema explosivo del paro. Pero el desarrollo de una economía capitalista en estado embrionario -un millón de empresas (frecuentemente individuales o familiares), 10 millones de puestos de trabajo- tiene que superar todavía una variedad de barreras. El mayor problema para los nuevos empresarios es el difícil acceso a los préstamos de los bancos estatales. "En un país donde los negocios importantes han estado dominados durante décadas por empresas estatales existen todavía muchas discriminaciones contra el sector privado", se quejaba recientemente un columnista en el diario China Daily. La próxima revisión constitucional es también apta para reforzar el blasón reformista del régimen. Dos enmiendas buscan introducir algunos gérmenes de modernidad política en el sistema: una es el establecimiento del "imperio de la ley", la otra presenta la expresión "crímenes contra la seguridad nacional" en lugar de "actividades contrarrevolucionarias", ya introducida en el Código Penal.
El objetivo de la primera enmienda es evitar que los volátiles estados de ánimo de cualquier Timonel causen grandes estremecimientos. La segunda intenta borrar el carácter político de la represión. A pesar de todo, las condenas de los disidentes del pasado mes de diciembre mantendrán su vigencia.
