Pomés denuncia una campaña contra los Mossos por motivos electorales
En Gobernación hay malestar estos días. Unas denuncias recientes de ciudadanos de Girona por supuestas actuaciones irregulares de agentes de los Mossos d"Esquadra han llevado la desazón a los responsables del departamento del que dependen 4.519 agentes de la Policía de la Generalitat. Xavier Pomés, consejero de Gobernación, en una entrevista con este diario, aludió ayer a motivos electorales para explicar una supuesta campaña de desprestigio contra los Mossos.
El consejero es tajante en la interpretación del problema, pero añade una declaración de principios: "Nunca toleraré actos de los Mossos que vayan en contra de los derechos de los ciudadanos ni consentiré actuaciones incorrectas." Pero se apresura a lanzar un aviso a navegantes sin precisar su dirección: "Tampoco toleraré que ningún irresponsable minimice o eche por tierra por sistema el trabajo de la policía autonómica. Aquí los Mossos me tendrán a mí y a todo el departamento a su lado." Sucintamente, los tres hechos objeto de controversia son, en primer lugar, la supuesta detención ilegal de una persona que alega que no hubo denuncia de agresión y, por tanto, no cabía arrestarle; Pomés señala que en un caso de lesiones, un policía tiene que actuar de oficio, obligado por la ley y aunque no haya denuncia. El segundo caso es el de un trato vejatorio dado a tres detenidos por robar plantas ornamentales y por poseer hachís; el consejero precisa que nunca se les obligó a desnudarse. En el último caso, la Audiencia de Girona ha revocado el auto de archivo de la detención ilegal de unos jóvenes a quienes un juez ordenó requisar un carrete de fotografías; Gobernación sostiene que se trata de un defecto de forma en el proceso de notificación del archivo del caso y que éste acabará cerrándose sin consecuencias. Irresponsabilidad Pomés explica que en estos tres casos ha habido personas que han actuado con gran irresponsabilidad. No precisa los manejos, pero asegura, sin dar nombres, que hay quien, "por motivos electorales, desearía que la delincuencia subiera y los resultados bajaran en las demarcaciones en que los Mossos son la policía ordinaria.". "Tenemos la sensación", añade Pomés, "que todo el mundo puede meterse con los mossos. Esto es peligroso, porque se socava el principio de autoridad necesario para que todo policía pueda trabajar". El máximo responsable de los Mossos precisa: "Ello no quiere decir que los ciudadanos no deban exigir de sus policías que respeten sus derechos. Pero hay que tener la suficiente comprensión y capacidad de análisis para poner en su justo lugar determinadas actuaciones. No es legal elevar a categoría actos policiales individuales menores y señalar que este es el comportamiento de todo el cuerpo". Pomés continúa con su razonamiento y señala que una policía como los Mossos, caracterizada, entre otras cosas, por su proximidad al ciudadano, "no tiene que caer en el autoritarismo, pero es importante que la sociedad reconozca la autoridad de los policías". Y de nuevo otra carga contra los irresponsables desconocidos: "Hay gente que se dedica a fustigar las actuaciones de la policía con el objetivo de socavar el principio de autoridad de los Mossos." En este apartado figurarían algunos alcaldes de las comarcas de Girona, que el consejero se niega a identificar. Pomés explica que una sociedad vigilante de los derechos de sus ciudadanos como la catalana tiende a poner bajo sospecha la actuación de cualquier policía cuando ésta tiene un contencioso con la sociedad civil: "Todas las personas son inocentes mientras no se demuestre su culpa. La sociedad piensa que cualquier cuerpo policial es culpable hasta que no se demuestra su inocencia. La sociedad tiende a crear la carga diabólica de la prueba, que obliga al policía objeto de investigación a demostrar su inocencia". Como ya hiciera el propio Pomés en una comparecencia en el Parlament el pasado 3 de diciembre, Xavier Martorell, director de Seguridad Ciudadana, por su parte, admite: "Los Mossos d"Esquadra no dan miedo. La presencia de un policía autonómico es intimidatoria, pero no crea un temor reverencial como el que consigue la Guardia Civil." Como no se entendería de otra manera, Martorell coincide con la tesis de Pomés de que en una sociedad garantista como la catalana se dan este tipo de denuncias. "Nos tenemos que adaptar y saber que la sociedad a la que servimos está extremadamente atenta a que no se vulneren las garantías básicas ", admite Martorell.
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