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Problema práctico de imagen

Se llama Borja Benjumeda, estudia el quinto curso de Imagen y Sonido en un instituto de Jerez, y la semana pasada comenzó a realizar prácticas en Colortec, un laboratorio fotográfico de la ciudad. Su fugaz aventura laboral -estuvo sólo tres días trabajando- no fue más allá, según denuncia, porque la empresa consideró que su aspecto físico y su forma de vestir no eran de lo más adecuado. "El miércoles", comenta el joven, "la secretaria me dijo que me tenía que marchar y que hablarían con mi profesor para comentarle los motivos". Esos motivos no eran otros que su apariencia física y el hecho de no haberse comprado una bata blanca necesaria para las labores que tenía que desempeñar. Borja afirma que había advertido de que se compraría la prenda en la tarde del jueves, el único día que no tenía que asistir a clases, lo que le dejaba tiempo libre para ello. "La historia de la bata", afirma el estudiante, "es una excusa que se han buscado cuando se han dado cuenta del error que han cometido". Este joven asegura que jamás protagonizó ningún enfrentamiento con sus compañeros, ni maltrató los materiales o la maquinaria con la que tenía que trabajar, y que, ni siquiera, tenía responsabilidades de atención al público. Por estas razones, Borja Benjumeda ha llegado a la conclusión de que ha sido víctima de un caso de discriminación. "No entiendo por qué me han echado y lo del aspecto físico me parece discriminatorio, como si prescinden de alguien por ser negro o de una mujer por estar embarazada", afirma. El centro donde estudia Borja, el IES La Granja de Jerez, ha respaldado desde un primer momento al alumno. Ángel Ramírez, profesor de fotografía del instituto, lamentaba ayer las trabas puestas por el laboratorio para aclarar lo ocurrido y las circunstancias que han rodeado el caso. "No creo que ningún tipo de cuestión de raza o vestimenta, si es más guapo o más feo, si tiene patillas o no tiene tenga que influir para expulsar a un alumno y, además, de la forma que se ha hecho, unilateralmente y rompiendo un contrato de esa forma", afirmó Ángel Ramírez. El director de Colortec, José Luis García, argumenta, por su parte, que el único problema que ha existido es que Borja incumplía las normas de la empresa: "Todo nuestro personal va con sus batas y sus guantes blancos y hay formas de presentarse en cualquier sitio". Según García, "debe existir un aseo mínimo; no se puede venir con botones desabrochados y con camisas por fuera". El responsable de la empresa, que cree que el asunto se ha sobredimensionado, afirma que el único requisito que pone para colaborar con el centro y la Junta de Andalucía en la realización de prácticas es que los alumnos "se ajusten a la estética" del laboratorio. No se sabe, de momento, en qué puede desembocar esta rocambolesca historia. Mientras, el estudiante y el instituto aseguran que pedirán responsabilidades por lo ocurrido, el laboratorio no encuentra nada extraño ni polémico en su actuación. Borja, por cierto, ya ha encontrado otro lugar en El Puerto de Santa María, donde reside, para seguir adelante con sus prácticas y confía en que no vuelvan a repetirse situaciones de este tipo. "La verdad es que esto no ha sido una simple anécdota, sino algo muy desagradable", concluye.

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