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MEDIO AMBIENTE

Las lluvias traen esperanzas para la sequía en Cataluña

Las reservas que abastecen a 4,5 millones de habitantes de Barcelona y su área metropolitana sólo alcanzan para tres meses. Si no mejora la situación, la Generalitat aplicará restricciones a partir de marzo

Las intensas precipitaciones de los dos últimos inviernos -con sus trágicas inundaciones- han relegado al olvido el problema del agua. Pero debido a la falta casi total de lluvias en los últimos nueve meses, en Ulldecona (Tarragona), Benidorm (Alicante), Cartagena (Murcia), en el este de Almería o entre muchos ganaderos de Andalucía sobrevuela el fantasma de un nuevo episodio de sequía. En Cataluña no llovía desde la primavera pasada, y las intensas precipitaciones registradas ayer, aunque abren una esperanza, no resuelven el problema. La vulnerabilidad de sus sistema de reservas de agua para atender una demanda tan sensible como el área metropolitana de Barcelona, donde residen más de cuatro millones y medio de personas, ha disparado el sistema de alarma. Los expertos sostienen que las lluvias se tendrían que prolongar durante un mes para que pase la emergencia. Si en la zona baja del Ampurdán se han planteado suspender los riegos para reservar las escasas existencias del embalse de Boadella (8 millones de metros cúbicos de 66) a los abastecimientos urbanos, en Barcelona ni siquiera disponen de esa posibilidad. Los embalses del Ter (Sau, Susqueda) guardan menos de un tercio de su capacidad y el sistema general ha disparado las señales de alarma: sólo dispone de agua para tres meses.

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La Generalitat, desde la Dirección General de Política Hidráulica, pensaba iniciar esta semana una campaña de alerta en todos los medios de comunicación para advertir a los catalanes de que sean cautos con el uso del agua. Deben reducir sus cuotas de consumo habitual. Si la situación se mantuviera las semanas próximas, el director general Jordi-Joan Rosell asegura que las recomendaciones darán paso a otro tipo de actuaciones más contundentes en episodios de sequía: "Habrá restricciones si la meteorología no es propicia en los próximos tres meses".

Según Rosell, se trata de una situación "grave, mala y no pasajera; por eso venimos repitiendo que hacen falta soluciones definitivas, aportaciones externas para resolver el problema del agua en Cataluña". En ese sentido, la Generalitat está en desacuerdo con la parte del Libro Blanco del agua donde excluye a la comunidad autónoma del mapa de regiones con déficit estructural de agua. "Salta a la vista que lo nuestro no es coyuntural como figura en el libro, y así se lo comunicaremos al Ministerio del Medio Ambiente en respuesta a la invitación que nos ha hecho para comentar el documento", dice Rosell.

A unos kilómetros al sur de Barcelona, los agricultores de Ulldecona ya saben que este año no tendrán agua para regar. El embalse que utilizaban está vacío, sólo contiene los 22.000 metros cúbicos de su reserva ecológica. José Miguel Vericat Ollé, presidente de la comunidad que agrupa a los 1.800 regantes de la comarca, dice que sus 1.600 hectáreas de naranjos, hortalizas y frutas saldrán adelante gracias a los dos pozos que perforó la Generalitat de Cataluña hace diez años, aunque sacar agua les cueste muy caro (2.500 pesetas cada 90.000 litros). Pero a largo plazo es una solución nociva porque en el Baix Ebre y Montsià hay más de 3.000 pozos registrados y otros tantos ilegales que buscan agua en profundidades por debajo de los 400 metros. Ya notan intrusión de agua salada; el nivel freático del Mediterráneo, tan próximo, está por encima de los 150 metros.

Vericat no pierde la esperanza de que aparezcan los vientos de Levante, que son los que traen las lluvias, pero desconfía de las soluciones que pronto se les ofrecerán en las dos campañas electorales que se avecinan: "Siempre prometen que harán algo, pero desde que se paró el canal que iba a llevar agua del Ebro hasta la industria de Sagunto en tiempos de Franco no se ha hecho nada".

Ulldecona pertenece a Tarragona, pero la gestión del agua depende de la Confederación Hidrográfica del Júcar. Su presidente, Juan Manuel Aragonés, dice que la cuenca es una de las más afectadas por la ausencia de lluvias (desde el año pasado el déficit alcanza un cien por cien sobre el valor medio de los últimos diez años). El Instituto Nacional de Meteorología, no sólo avala este dato. Añade que las precipitaciones del último otoño en Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Murcia, Valencia y Aragón han sido muy escasas, y "la extrema sequía ha sido mayor que en los años más duros de 1990 a 1995".

Afortunadamente las reservas más importantes de la Comunidad Valenciana dan para dos campañas de riego, según Aragonés, pero, gracias a las obras de emergencia ejecutadas en la última sequía, la Marina Baja -Altea, Benidorm, Villajoyosa, Alfaz del Pi-, paradigma del turismo de masas, no tendrá restricciones. Beberán agua del Júcar utilizando el sistema del acueducto Tajo-Segura-Taibilla. El embalse de Guadalest que abastece a Benidorm sólo almacena 1,8 millones de metros cúbicos de los 16 que tiene de capacidad.

Con todo hay zonas de la cuenca, como la de Mijares y Beniarrés, que, de continuar la sequía, deberán recurrir a recursos de emergencia como reducir los consumos y reabrir los pozos. La situación de los grandes sistemas de reserva (Alarcón, Contreras, Tous) permite cierto margen de maniobra a la confederación pa-ra aguantar los riegos de dos años. Aragonés asegura que Contreras se ha recuperado y confía en que las nevadas del Sistema Ibérico aporten nuevas dotaciones al sistema. La nueva presa de Tous ha superado con éxito la primera fase de su llenado y próximamente se procederá a elevar la cota a los 100 metros, una vez expropiada (15.000 millones) y desmantelada la central de Millares que poseía Iberdrola.

Agua del Tajo a Almería

Donde conviven con la sequía, como es habitual en la cuenca del Segura, asumen su retorno con relativa tranquilidad. El director técnico de la Confederación Hidrográfica, Joaquín Ezcurra, afirma que las aportaciones de la cabecera suman 72 millones de metros cúbicos, un millón menos que en la temporada 1995-1996. Como entonces la acabaron con 421, mantiene el optimismo de que al final se repita la misma tendencia. De no ser así, la comisión de desembalses de febrero dilucidará si procede solicitar de declaración de sequía, que faculta a la confederación para imponer restricciones.

Ezcurra mantiene la creencia de que lloverá lo suficiente para poder atender las necesidades de los regantes que dependen directamente del Segura y los que no pagan por el agua. Tanto la que procede de los pozos como la del trasvase Tajo-Segura se paga, y cara. Grcias a este acueducto que lleva agua al sureste desde la cabecera del Tajo, están garantizados, además, los abastecimientos desde Benidorm a Cartagena población que ha registrado 167 litros por metro cuadrado en todo el año pasado, un nivel que se sitúa por debajo de los umbrales del desierto. "Están contentos porque el Tajo está bien en cabecera. Va a ser el primer año seco que se ha gestionado bien", afirma Antonio León, ex consejero de Agricultura de Murcia.

Pese a ese optimismo, el sureste se enfrenta al nuevo año con la soga al cuello. El embalse de Cuevas de Almanzora (Almería), que mantuvo sus niveles aceptables durante la pasada sequía, dispone de menos de la sexta parte de los 168 millones de metros cúbicos que podría almacenar. La precariedad es tal que en el último consejo del trasvase Tajo-Segura se aprobó una partida de 32 millones de metros cúbicos para dotar los abastecimientos de la capital almeriense.

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