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La suerte de Clinton está en manos del nuevo líder republicano

La suerte de Clinton está ahora en manos de Bob Livingston, el sucesor de Newt Gingrich como líder republicano en la Cámara de Representantes. Él debe adoptar la decisión política de que el pleno del próximo jueves no sólo discuta y vote sobre el impeachment, sino también sobre la censura de Clinton que desean los demócratas y ayer aceptó el presidente.Si los republicanos moderados tienen esa posibilidad, es posible que un puñado de ellos se inclinen por la censura. Pero la declaración de ayer de Clinton no pareció suficiente para los republicanos, incluidos los moderados, ni tampoco para los tres o cuatro demócratas que no han descartado votar a favor del impeachment. Unos y otros esperaban que Clinton confesara que cometió perjurio y pidiera la clemencia del Congreso. "El presidente", dijo anoche Steve Chabot, miembro republicano del comité de Asuntos Judiciales, "no ha dicho lo que debería haber dicho. Debería haber aceptado de una vez por todas que mintió bajo juramento. Su declaración llega tarde y no es suficiente. Él es el único culpable de que estemos en el Capitolio discutiendo de estos tristes asuntos". Chabot rechazó la idea de que el Congreso no debe destituir a Clinton porque, según las encuestas, el pueblo norteamericano no lo desea. "En democracia", dijo, "no se toman las decisiones en función de los sondeos. Los congresistas somos los representantes del pueblo y debemos actuar en función de las leyes de este país y nuestras conciencias".

Alternativa

La Casa Blanca, no obstante, seguía poniendo todas sus esperanzas en que Livinsgton permita que la censura pueda ser votada en el pleno como una alternativa al impeachment. Livingston se entrevistó el jueves con John Podesta, jefe de gabinete de la Casa Blanca, que le pidió que de luz verde a la alternativa de la censura. El congresista por Luisiana respondió que no tomará un decisión al respecto hasta que el comité de Asuntos Judiciales termine su trabajo. La Cámara de Representantes que se reunirá la próxima semana en sesión plenaria extraordinaria tendrá la composición anterior a las elecciones del 3 de noviembre. Los republicanos tienen allí una mayoría de 228 miembros frente a 206 demócratas y un independiente.El grupo republicano moderado se estima en un par de docenas de congresistas, de los que seis ya han anunciado que votarán contra el impeachment.

Si la Cámara vota a favor del procesamiento, Clinton será juzgado el próximo año por el Senado. Para cesarle se requeriría una mayoría de dos tercios, que no tienen los republicanos. Pero Clinton y su equipo no se llaman a engaño: aunque escapara en el Senado a la destitución, su presidencia estaría destruida.

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