Publicidad y cine
El señor Garci y contertulios procedieron el lunes día 2, en su programa Qué grande es el cine, de la televisión pública, a la presentación emocionada de la película El río, de Jean Renoir, en la que se ponderaba la sabia utilización del tempo, la belleza del fluir de la vida reflejada en sus imágenes, en fin, tantas cosas que nos predisponían a empaparnos de la magia y maestría del filme. Y, en efecto, dio comienzo el río, pero transformado en un caudal de anuncios publicitarios interminable, torrencial. Entre medias, pequeños fragmentos de la película que fue apareciendo y desapareciendo, como el Guadiana, hasta la madrugada. Ni el cine ni los espectadores nos merecemos esto. Alternativas: grabar la emisión para ver la película pasando de la publicidad, como he hecho en numerosas ocasiones y supongo que así lo harán muchos seguidores de este programa, o irse a la cama, eso sí, cabreados, que hay que madrugar. En ambos casos, ¿para qué tanta publicidad si no la vamos a ver? Ya que los responsables de TVE no entienden que, como decía Fellini, un "sueño no puede interrumpirse", y, según parece, únicamente piensan en términos de rentabilidad económica, propongo a las empresas que se replanteen la oportunidad de sus inversiones en esta inútil e irritante publicidad.-
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