_
_
_
_

Paradojas

VICENT FRANCH Primero la Declaració de Barcelona y, después, el plebiscito en que convirtieron los dos grandes partidos de ámbito estatal (PP y PSOE) las recientes elecciones autonómicas vascas, habrían motivado una cascada de respuestas programáticas a los documentos suscritos por el conjunto de los movimientos nacionalistas. Entre nosotros, en pocos días, dos partidos habrían fijado posiciones de manera muy curiosa: Por una parte, el PSPV-PSOE, y por boca de su secretario general, abrazando una tercera vía equidistante del españolismo (al que Romero llama "madrileñismo político") y de los "nacionalismos periféricos" (se supone que Romero les llama así desde su condición de geógrafo), que se concretaría con la manida referencia al federalismo, verdadera muleta políticamente inerme del PSOE, que esgrime desde los tiempos de María Castaña sin la menor intención de llevarlo a cabo; y por otra, UV, que en su recientísimo congreso se declara sin el menor rubor como partido nacionalista (se supone que valenciano) pero de acuerdo, también, con el abrazo nominal al federalismo. Dos paradojas sorprendentes. Romero explicó en su comparecencia del pasado lunes en el programa A primera hora de la TVV, desde la declaración previa de que él no es nacionalista (valenciano, se supone), su instalación en esa tercera vía, dejando claro, pues, que su estrategia con respecto al "madrileñismo político" consiste en abandonar todo tipo de nacionalismo, y rubricando, digo yo, que la época en que el PSPV-PSOE orientaba su estrategia a succionar el voto del nacionalismo progresista valenciano habría tocado a su fin, pues el equilibrio entre las dos siglas se va a desplazar hacia el guión, que es el lugar equidistante entre los tres tenores y los nacionalismos periféricos. ¡Y pensar que Lerma acusó a Romero de nacionalista en unas memorables declaraciones a la prensa poco después de ser elegido éste secretario general! La otra gran paradoja de estos últimos días es el alineamiento -sin rubor ni vergüenza- al nacionalismo de lo que queda de UV en una pirueta colosal que bien podría ser la apropiada para un fastuoso fin de fiesta. Un partido que canta fervoroso el Himne, sobre todo por lo que contiene en su primera estrofa, y cuyo mayor yacimiento de electores se halla entre gente de centro derecha, que habla castellano a sus hijos, y donde el número de los que se ubican en el apartado de más español que valenciano no es nada despreciable, se proclama adherente de un nacionalismo cuyos nuevos objetivos políticos operan contra su ya mermada clientela; y, para no dejar el ámbito del despropósito que siempre le caracterizó, se adosa además al cajón de sastre del federalismo como queriendo ponerse la venda antes que la herida, asustado por su nueva y presunta fe. Si el PSOE se va de donde nunca estuvo, UV se viene a donde nunca quiso llegar; síntomas de que los vientos de la política que se desatan en la vanguardia del ámbito estatal provocan entre nosotros auténticos despropósitos (la propia Declaració de València, animada por la gerencia política del catalanismo impolítico sólo dio lugar a una foto patética con más pena que gloria). Por si a este peculiar panorama le faltaba algo, viene Pere Major y dice que ahora que UV se viene al nacionalismo igual habría de hablarse. Y mientras, Romero, saluda la valencianización de la vida política que preconiza UV. De verdad, de verdad, que no entiendo nada.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_