El mensajero
Durante años, la danza en España ha sido sinónimo de "cursilería, mariconada y aburrimiento", pero Nacho Duato cree que, de un tiempo a esta parte, este país ha cambiado, aunque mucha gente sigue pensando así. Al director de la Compañía Nacional de Danza hace ya tiempo que en las entrevistas han dejado de preguntarle si, además de la danza, se dedica a otra cosa. Y otro termómetro para medir la evolución sobre el concepto de la danza es el piropo que le lanzó una señora en un restaurante: "¡Gracias por hacer lo que haces! Mis dos hijos quieren ser bailarines y gracias a tí están matriculados y...
Durante años, la danza en España ha sido sinónimo de "cursilería, mariconada y aburrimiento", pero Nacho Duato cree que, de un tiempo a esta parte, este país ha cambiado, aunque mucha gente sigue pensando así. Al director de la Compañía Nacional de Danza hace ya tiempo que en las entrevistas han dejado de preguntarle si, además de la danza, se dedica a otra cosa. Y otro termómetro para medir la evolución sobre el concepto de la danza es el piropo que le lanzó una señora en un restaurante: "¡Gracias por hacer lo que haces! Mis dos hijos quieren ser bailarines y gracias a tí están matriculados ya en una academia".En cierta medida, Duato se considera como "el mensajero", o la persona que ha sido capaz de ponerle cara a la danza contemporánea en España.
Es uno de los pocos cargos a los que el Partido Popular ha mantenido en su puesto. "Me llevo bien con ellos y no he tenido ningún problema, pero a mí no me paga un partido político, mi sueldo lo hacen efectivo todos los españoles". El coreógrafo y actor tampoco tiene pelos en la lengua a la hora de reconocerse como votante del PSOE o para firmar todos los manifiestos que le parecen razonables, aunque eso le haya traído algún problema, como le ocurrió con el presidente valenciano Eduardo Zaplana, que no se presentó en un homenaje que la universidad de Valencia le daba al bailarín para evitar saludarle.