"No hay enfermedades, sino enfermos"

Varias casas reales, el violinista Yehudi Menuhin, Lady Di y la madre Teresa de Calcuta: todos han sido o son defensores de la homeopatía, una ciencia que tiene como primer principio el de la individualidad: cada ser humano es único, y, por tanto, el tratamiento que le cure, también.En México, varios caudillos y presidentes (el general Santa Ana, Benito Juárez, Porfirio Díaz, Francisco Madero) sanaron de sus males con la homeopatía. Hoy, México tiene una Facultad de Medicina Homeopática y un Hospital Nacional Homeópatico. De ambas instituciones se celebró el año pasado el centenario. Proceso S...

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Varias casas reales, el violinista Yehudi Menuhin, Lady Di y la madre Teresa de Calcuta: todos han sido o son defensores de la homeopatía, una ciencia que tiene como primer principio el de la individualidad: cada ser humano es único, y, por tanto, el tratamiento que le cure, también.En México, varios caudillos y presidentes (el general Santa Ana, Benito Juárez, Porfirio Díaz, Francisco Madero) sanaron de sus males con la homeopatía. Hoy, México tiene una Facultad de Medicina Homeopática y un Hospital Nacional Homeópatico. De ambas instituciones se celebró el año pasado el centenario. Proceso Sánchez Ortega es el primer mexicano y quizá el primer experto mundial en medicina homeopática, y es ortodoxo, un seguidor fiel de Samuel Hahnemann (Maissen, Alemania, 1755), que fue el creador de la terapéutica homeopática a finales del siglo XVIII. Hahnemann estableció como principio que "no hay enfermedades, sino enfermos". Éstos se curan, dijo, si toman la menor dosis posible de aquellos medicamentos que, en una persona sana, provocarían la misma enfermedad que ellos padecen. Sánchez Ortega asegura que, después de 54 años de practicar la homeopatía, tiene la convicción absoluta de que "como medicina no hay nada mejor en el mundo".

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Todos los medicamentos homeopáticos han sido previamente experimentados en personas sanas; otra característica de esta ciencia es que el tratamiento es siempre individual. "Aun teniendo los mismos síntomas, lo que a un enfermo le cura a otro no le hace nada", explica el homeópata mexicano. Y es que la Homeopatía (con mayúsculas) es más que una ciencia, "¡es una filosofía!", proclama Sánchez Ortega, que añade: "Nuestro trabajo como médicos va más allá de la pura medicina. Nosotros tenemos que saberlo todo del enfermo: sus antecedentes familiares, sus gustos, lo que come, lo que le irrita o lo que le da placer. Su actitud, su espíritu y su psicología son también claves para averiguar las causas que le provocan la enfermedad y cómo atacarla".

Por eso las personas que siguen la medicina homeopática se pasan años tratándose, hasta que la enfermedad desaparece, concluye.

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