Otra generación perdida
Estalló la fiesta, y ante el Ayuntamiento pamplonés otra generación desbordante se puso perdida. Borrascas de cava, harina, colacao, azafrán... Lo que cada 6 de julio estalla en Pamplona es otra generación que los mayores encuentran, invariablemente, perdida. La etiqueta de origen por la que Hemingway y demás cuadrilla quedaron homologados, la patentó un mecánico de París.Madame Stein, matrona de las letras americanas en el exilio, había llevado su histórico Ford T al taller. La atendió un veinteañero que no la trató con las debida reverencia. Desairada, la matrona preguntó por le patrón. El jefe se disculpó: "Je suis désolé, madame ; c"est una génération perdue". Madame Stein le diría luego a Hemingway: "Todos ustedes son une génération perdue; no respetan nada y se emborrachan a muerte". Con el label de origen a cuestas, el joven Hemingway puso rumbo a los Sanfermines. A la altura de Itoiz pescó unas truchas así de enormes. Llegó al cohete y con su talento para la exageración acuñó un titular que desde entonces reproducen los periódicos: "La fiesta estalló". Hemingway lo pasó de muerte. Cuando, muchos años después, volvió a Pamplona por última vez, tuvo la desagradable impresión de que ni las fiestas ni la juventud de entonces eran ya lo de antes. Es evidente que cada tantos años se echa a perder una nueva generación, quizá por culpa de aquella triste frase de Barrèrre: "El que no se pierde a los 20 años, es que no tiene corazón; el que se pierde a los 40, es que no tiene cabeza". Lo que no está claro es qué generación es la irrecuperable: si la que entra desbordante o la que sale desbordada. Este año 98, en el que Pamplona perdió a un concejal por culpa de peores extravíos, hay una serie de verbenas caribeñas muy prometedoras: "Más se perdió en Cuba", se llaman en el programa.