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Europa contra el resto del mundo

El duelo Johansson-Blatter por la presidencia del fútbol mundial, todo un duelo estratégico

El próximo lunes, dos días antes de que Brasil, el campeón, abra frente a Escocia el Mundial de fútbol en el estadio de Saint Denis, no será una fecha únicamente a la espera de la hora de la verdad en el césped. Dentro de una semana se disputará la gran final de los despachos del balón, un momento histórico para la trastienda del fútbol, poco acostumbrado a luchas semejantes. El Congreso de la FIFA vivirá un auténtico choque de trenes para decidir, después de muchos años, nada menos que 24, el sucesor del brasileño Joao Havelange. El sueco Lennart Johansson, presidente de la UEFA, se enfrentará al hasta hace poco tiempo secretario general de la FIFA, y mano derecha de Havelange, el suizo Joseph Blatter.

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La contienda no es sólo una historia de sucesión, sino un conflicto de intereses de tamaño considerable y con una guerra sucia que se ha dejado traslucir en muchos momentos. La lucha por el dominio del fútbol no es ya un mano a mano entre dos personas, o dos sistemas de ver el futuro de este deporte-espectáculo-negocio, sino una durísima pelea geoestratégica. En la elección del nuevo mandatario se dirimirá si Europa podrá dirigir el sistema con mano firme, o habrá una concesión de poderes mucho mayor al resto del mundo.

Más que personal

El hecho de que sean dos líderes europeos los que se enfrenten, y de la Europa más rica para ser más concretos, va mucho más allá de un enfrentamiento personal entre candidatos del Viejo Continente. Uno de ellos, Johansson, sí lo es, porque representa, además, el deseo europeo de acabar con el dominio de un personaje tan particular como Havelange, que se ha movido como pez en el agua, largos años, con el apoyo de muchos países del resto del mundo. Blatter, por su parte, representa esa continuidad, aunque también, y quizá más, por intereses de votos reales que por convencimientos profundos. Pero la realidad es que el anterior lugarteniente de Havelange es el que se debe llevar la mayoría de los votos no europeos. Ahí estará su única y principal baza de victoria.La CONCACAF, por ejemplo, la Confederación de América del Norte, Central y el Caribe, ha sido la última organización continental que ha hecho pública su postura de apoyar a Blatter. La duda mayor estriba en África, donde existe un compromiso del presidente de la Confederación Africana, el camerunés Issa Hayatou, de apoyar a Johansson. Pero las presiones generales van en sentido contrario. El candidato sueco condecoró recientemente a su colega con la Orden del Mérito europeo en uno de los actos protocolarios que huelen claramente a proselitismo electoral. No deja de ser elocuente, además, que Hayatou estuviese a punto de ser su rival en las elecciones, como candidato teóricamente sucesor de Havelange. Al final, sin embargo, surgió Blatter.

El ex secretario general de la FIFA esperó hasta el último momento del plazo previsto de presentación de candidaturas, el 4 de abril, para salir a la palestra. Antes, se dedicó a tantear sus opciones, los apoyos seguros y los que podría conseguir en los dos meses de campaña. Incluso esperó a que su antiguo jefe, Havelange, descartase definitivamente una posible aspiración al séptimo mandato de cuatro años. El dirigente brasileño fue elegido por primera vez en 1974, antes del Mundial de Alemania, derrotando al británico sir Stanley Rous, y la última, la sexta, antes del Mundial 94.

Blatter dio el paso también cuando se asoció literalmente con Michel Platini, el gran ex jugador internacional francés y actual copresidente del Comité Organizador del próximo Mundial. Blatter no espera conseguir demasiados votos europeos, que lógicamente deberán ir al presidente de la UEFA, pero sí, al menos, los liderados por Francia e Inglaterra. Esta última se encuentra especialmente enfrentada actualmente con Alemania, la federación con más peso específico en Europa, y que aspira a organizar el Mundial del 2006. Los alemanes han criticado duramente a Inglaterra, que no sólo será rival para el 2006 (junto a Suráfrica, Argentina y Brasil), sino que también se ha ofrecido como posible sustituta de la doble y casi contra natura organización asiática de Japón y Corea del Sur. La insólita pareja, elegida para la próxima Copa del 2002 de forma un tanto forzada por la FIFA, parece seguir estando maldita. Ya no es sólo por el protagonismo entre los dos implicados, sino por algo mucho más grave: la crisis financiera de la zona.

Insultos

La batalla entre Johansson y Blatter por la presidencia ha llegado a los insultos. El sueco ya se despachó en tiempos pasados con Havelange, al que tildó de dictador, y después ha seguido con Blatter. Le ha calificado de marioneta como sucesor al servicio del anterior presidente, y también de oportunista y poco democrático al tardar tanto en presentar su candidatura. Blatter, por su parte, más astuto, sólo ha denunciado con diplomacia las maniobras de su rival, como un documento en el que ya se le da por ganado. Platini, su socio, más latino, sí ha reaccionado con vehemencia, al acusar al grupo de Johansson de amenazar y chantajear a los votantes para pedir apoyos.

El documento en cuestión da por segura la elección del actual presidente de la UEFA y se permite añadir que Michel Platini "no será nunca director de deportes de la FIFA", como se postula en la candidatura de Blatter. Incluso da las razones: "una mayoría del comité ejecutivo votará en contra".

Bajo el título Los mensajes claves para las dos últimas semanas de la campaña electoral 98, los mentores de Johansson, en un planteamiento que no parece demasiado ético y que puede volverse contra el candidato sueco, se dedica a criticar a Blatter con dureza. Entre otras cosas, dice: "Si es elegido, se invertirían tiempo, dinero y energías en combates políticos y no en aspectos referentes al fútbol". Además, da por supuesto que incluso en caso de derrota, Johansson seguiría controlando el comité ejecutivo, pues tiene 14 miembros afines (ocho europeos, 4 africanos, uno de Oceanía y otro de Asia) de los 24 que lo componen. Por ello descarta cualquier aspiración de Platini.

Sin embargo, Blatter, aparte de denunciar lo que ha calificado de "campaña de desestabilización, algo que no le sorprende", ha respondido en positivo: "Sé que el comité ejecutivo no me es muy favorable, pero si gano sabremos cohabitar".

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