La ficción científica como excusa
El caso del novelista y productor norteamericano Michael Crichton se sale bastante de lo normal. Autor de algunas interesantes novelas de ficción científica, por ejemplo La amenaza de Andrómeda, que da lugar a una atractiva película dirigida por Robert Wise en 1970, su cada vez mayor interés por el cine le lleva a dirigir las adaptaciones de sus propias novelas. De esta manera durante los años setenta y ochenta realiza una decena de películas, pero tienen muy poco atractivo para la crítica y el público.Sin embargo, como sus novelas siguen siendo punto de partida de películas de éxito cuando las dirigen otros, poco a poco deja la realización para dedicarse a la escritura de historias de gran éxito para ser adaptadas al cine por otros. Tras Parque Jurásico, que Steven Spielberg convierte en 1993 en una película de enorme éxito, Michael Crichton también se dedica a producir las novelas que escribe. Dado que la demanda cada vez es mayor, tiene que recurrir a viejas narraciones, que en su momento no leyó nadie, ni mucho menos, quiso adaptar al cine.
Esfera (sphere)
Director: Barry Levinson. Guionistas: Stephen Hauser, Paul Attanasio. Fotografía: Adam Greenberg. Música: Elliot Goldenthal. Estados Unidos, 1998. Intérpretes: Dustin Hofiman, Sharon Stone, Samuel J. Jackson, Peter Coyote, Liev Schreiber, Queen Latifah, Marga Gómez, Huey Lewis. Estreno en Madrid: Avenida, Acteón, Tívoli, Morasol, Cartago, Novedades, Amaya, Aluche, La Vaguada, CinéCité, Excelsior, Canciller, Liceo, Victoria, Colombia.
Este es el caso de la recién estrenada Esfera, transformada en una cara película de ficción científica por los guionistas Stephen Hauser y Paul Attanasio y el, en un principio, prometedor realizador Barry Levinson.
Vacía historia
Esfera plantea una situación a medio camino entre la más farragosa ficción científica y lo que antes se denominaba alta comedia. El director sabe construir un brillante envoltorio para su vacía historia, para que Sharon Stone esté muy bella en los pocos primeros planos en que no aparece cubierta con alguna escafandra, y para que Dustin Hoffman y Samuel J. Jackson consigan dar consistencia a sus inconsistentes personajes. Sin embargo, son demasiadas las dos horas y cuarto que utiliza para desarrollar una situación con escaso atractivo.
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