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Los profesores aprecian los contenidos y los objetivos de la reforma

El informe del INCE resume la opinión mayoritaria de los docentes sobre las "intenciones, contenidos y objetivos de la educación secundaria" en los siguientes términos: "El profesorado hace una valoración global y positiva de estos aspectos, lo que supone aceptación de la apertura curricular y una apuesta por el currículum flexible propugnado por la LOGSE". "El profesorado no se cuestiona ni discute los principios teóricos del cambio metodológico que impulsa la LOGSE", se añade. No obstante, el escollo profesional para los profesores es la heterogeneidad dentro de los grupos", que dificulta "la rentabilidad del método expositivo clásico". Aunque el 72% de los profesores prefiere una metodología que implique la participación activa del alumno, también se han recogido críticas contra la reforma precisamente porque "las metodologías activas consumen más tiempo lectivo que las metodologías meramente transmisivas". De forma menos explícita se aprecia cierta resistencia por el hecho de que "la preparación de materiales y la planificación del trabajo diferenciado para los diversos tipos de alumnos supone mayor complicación y más trabajo para el profesor". El 73% de los profesores cree que la atención a alumnos con necesidades especiales debe hacerse en equipo, y el 60% considera que en estos casos debe adaptarse la programación. La adaptación curricular a los diversos tipos de alumnos se da con más frecuencia entre los docentes que son maestros y tienen más de veinte años de experiencia, especialmente en los centros privados. Para dar sus clases, los profesores se basan sobre todo en materiales de elaboración propia, como fotocopias, transparencias o apuntes (una frecuencia de respuesta de 4,19 sobre un máximo de 5) y en los libros de texto (4,03 sobre 5), a distancia de los medios informáticos (2,41), la prensa escrita (2,75) y los medios audiovisuales (2,92). Al principio de cada tema, el 72% de los profesores hace una presentación general, y el 67% suele anticipar qué dificultades encontrarán los estudiantes. El 97% intenta que no se limiten a memorizar los contenidos sin comprenderlos bien, y el 78% termina las clases haciendo una recapitulación. Respecto a la formación inicial del profesor, el 60% estima que no ha recibido la capacitación pedagógica suficiente para enseñar bien. También se considera insuficiente la formación en las siguientes áreas: materias transversales -por ejemplo, educación medioambiental- (86%), atención a la diversídad (82%), métodos de investigación en la práctica (82%), técnicas de trabajo en grupo (80%), y tutoría y orientación (75%). El 85% de los docentes considera que su profesión es una tarea vocacional, y el 83%, que es una actividad atractiva. El 96% se preocupa de desempeñar su trabajo ateniéndose a criterios éticos, y el 90% se pronuncia a favor de un código deontológico para la docencia. La forma más efectiva de incentivar a los docentes es, según su propio criterio, que se reduzca la proporción de alumnos por profesor (89%), que se mejoren las retribuciones (83%) y que se incrementen las oportunidades de formación personal con cursos (77%). Los aspectos que debieran valorarse para asignar los incentivos son la calidad de las estrategias de enseñanza y aprendizaje (92%), la mejora del clima del aula (90%) y el espíritu innovador (85%). La violencia escolar no es un problema acuciante, aunque preocupa algo a la cuarta parte de los encuestados y gravemente al 8%.

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