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La policía detiene al jefe de una red de tráfico de inmigrantes africanos

Su negocio era el tráfico de hombres, el comercio ilegal de africanos. Les despojaba de todo su dinero -hasta 300.000 pesetas a veces- y les proporcionaba a cambio una peligrosa travesía en patera por el Estrecho y un trayecto en furgoneta hasta algún punto de España, Francia o Italia. Muchos de sus clientes naufragaban o morían en el viaje, pero siempre después de pagar. Se llama Naji el Orche, nació en Beni Oujjine (Marruecos) y vivía en Algeciras. Tiene 37 años y fue hasta el sábado el responsable de la principal red de inmigración ilegal. Desde ese día está entre rejas.

No resultó fácil echarle el guante. "Se movía rápido, muy rápido; contactaba con sus compinches a través de teléfonos móviles que usaba dos o tres días y luego desechaba para no ser interceptado". Manuel Muñoz, comisario jefe de la Unidad Central de Extranjeros, está satisfecho. La policía andaba desde el pasado verano tras los pasos del escurridizo Naji el Orche, un tipo frío, con mucha experiencia en negocios turbios y en mantener la boca cerrada en los interrogatorios policiales. "Apenas ha soltado nada, se ve que está bragado en este tipo de asuntos", admite el comisario Muñoz.Asuntos repugnantes, e todos los casos. La prosperidad del detenido estaba basada en el infortunio de sus clientes, en su gran mayoría marroquíes y argelinos que deseaban alcanzar Europa a cualquier precio. Un precio que, según la policía, oscilaba entre las 200.000 y las 300.000 pesetas por inmigrante y viaje, una verdadera fortuna en el norte de África.

El método era siempre el mismo: Naji el Orche establecía contacto -siempre a través de teléfonos móviles- con sus compinches en Ceuta, que le informaban de la llegada a las costas andaluzas de pateras o pesqueros cargados de inmigrantes. El Orche alquilaba entonces, a través de una tercera persona y utilizando datos generalmente falsos, una furgoneta y un turismo de gran lujo. Cuando los inmigrantes llegaban, y tras permanecer escondidos unas horas en el monte y cambiar sus ropas mojadas por otras para el viaje al interior, el detenido los recogía y se ponían en camino. Él, a bordo del coche de lujo; los inmigrantes, hacinados en la furgoneta o en el doble fondo de camiones.

"Naji el Orche viajaba siempre delante, a gran velocidad, a veces hasta a 200 kilómetros por hora. Su cometido", explica Manuel Muñoz, "era alertar a la furgoneta a través del teléfono móvil de la posible existencia de patrullas de la policía o controles de carretera". En la mayoría de las ocasiones conducían de un tirón hasta Almería, Murcia y otros puntos del Mediterráneo. Otras veces, el trayecto seguía hasta Francia o Italia, saliendo de España por el puesto fronterizo de la Jonquera.

Ya la semana pasada, El Orche sintió muy cerca a la policía. Fue el día 11, en la autopista Cádiz-Sevilla. Una patrulla localizó la presencia de un Citroen Xantia que circulaba a gran velocidad seguido de una furgoneta. Los agentes le dieron el alto, pero Naji, acostumbrado a vivir peligrosamente, se les echó encima y casi los atropella. Salió huyendo. Los inmigrantes hicieron lo mismo. La policía intervino los dos vehículos y medio millón de pesetas. Su rastro volvió a aparecer en Torreguadiaro, muy cerca de Algeciras, conduciendo un coche francés y acompañado por dos hombres y una mujer. El Orche y su amiga fueron detenidos. Pese al éxito policial, la Unidad Central de Extranjeros no se ha quedado sin trabajo. Ayer mismo, la Guardia Civil detuvo a 29 inmigrantes ilegales en Andalucía, 12 en Tarifa (Cádiz) y otros 17 en Loja (Granada).

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