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Un avión espía de la ONU sobrevuela Irak sin ser atacado

No hubo ni un solo disparo. Un avión espía sobrevoló ayer tranquilamente el cielo de Irak, desafiando así las bravuconadas del presidente Sadam Husein, quien había amenazado días atrás con abatir cualquier aparato de reconocimiento que por orden de la ONU vulnerara su espacio aéreo. Mientras, centenares de mujeres y de niños, se concentraban en el interior y en los alrededores del palacio presidencial en Bagdad con la intención de hacer de sus cuerpos escudos humanos con los que defender a los responsables de su Gobierno.El avión espía U-2, de nacionalidad norteamericana, acompañado de varios aviones de combate, irrumpió ayer por la mañana en el espacio aéreo iraquí. Lo hizo por orden de Naciones Unidas para llevar a término una labor rutinaria de reconocimiento, que hace casi una semana se había interrumpido en correspondencia a la decisión de la autoridad de Bagdad de suspender indefinidamente la expulsión de los siete técnicos de desarme de nacionalidad norteamericana.

El vuelo del avión espía sobre el cielo iraquí se inició a las 8.28 (6.28, hora peninsular española), dibujando una trayectoria desde la frontera de Arabia Saudí hacia el norte del país para después descender, con idéntico recorrido, volviendo a entrar en el país vecino por el mismo lugar por donde había salido.

No hubo ni un solo incidente, a pesar de las amenazas proferidas por el presidente Sadam Husein y el máximo responsable de las fuerzas aéreas, que habían asegurado que sus pilotos estaban preparados para abatir cualquier avión que osara violar el espacio aéreo iraquí. Ni siquiera dispararon las baterías antiaéreas, que horas antes habían sido abastecidas con tres misiles capaces de derribar aviones de reconocimiento.

Los portavoces militares de Irak justificaron su pasividad alegando que los aviones habían volado demasiado alto, por encima del alcance de sus baterías, pero expertos en balística han afirmado, sin embargo, que el Gobierno de Bagdad podía muy bien haber alcanzado con sus misiles al aparato de Naciones Unidas.

En medio de la tensión y la espera, mientras duraba el vuelo, centenares de mujeres iraquíes que llevaban a sus hijos en brazos se concentraron en el interior y en el exterior del palacio presidencial con la intención de convertirse en escudos humanos y preservar así la vida de su presidente. Habían sido traídos desde los barrios humildes cercanos a la capital, junto con sus colchones y otros enseres, y estaban dispuestos, al parecer, a soportar un largo asedio. "Con nuestra sangre y nuestros cuerpos te defenderemos", gritaban algunas de ellas, mientras agitaban en el aire retratos de Sadam Husein y otras volvían a entonar esa canción de moda titulada Abajo América, convertida desde hace unos días en un verdadero himno nacional.

Ayer, previsoramente, los mandos de la unidad de la ONU responsable del control del desarme de Irak (UNSCOM) decidieron quedarse en su cuartel general, el Canal House Hotel. El general Nils Calstrom señaló lacónicamente: "Nos hemos tomado un día de fiesta".

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