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La cirugía sin grandes cortes de bisturi convulsiona la medicina del abdomen

El 90% de los herniados operados por laparoscopia sale andando a las pocas horas

Javier Sampedro

Cuando, en 1987, el cirujano francés Philipe Mouret presentó por primera vez en un congreso una extirpación de vesícula ayudada por vídeo, realizada sin abrir la cavidad abdominal, recibió un solemne abucheo por parte de sus escandalizados colegas. Pero la técnica, que reduce al mínimo el tiempo y las molestias de la recuperación posoperatoria, se ha revelado como una verdadera revolución en el tratamiento de la columna vertebral y apendicitis, hernias de hiato y quistes de ovario. Su explotación está en España muy por debajo de sus posibilidades.

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La técnica sustituye el tradicional y generoso corte con bisturí -y su consiguiente costurón- por tres o cuatro perforaciones de menos de un centímetro, por las que se introduce una minúscula cámara de vídeo y los pequeños instrumentos que el cirujano maneja a distancia mientras mira a la pantalla. Las segundas jornadas internacionales de Actualización en cirugía laparoscópica, organizadas por la Fundación Mapfre en el hospital Fremap de Sevilla (3 y 4 de octubre) pretenden poner al día a los cirujanos españoles sobre estos métodos.La técnica se llama laparoscopia en el caso de operaciones de abdomen (laparos, lado del vientre en griego), toracoscopia en el tórax y endoscopia en general, aunque todos estos términos solían referirse a la mera exploración con vídeo, sin intervención quirúrgica. En la cirugía abdominal, la laparoscopia reduce la estancia hospitalaria -a veces a cuestión de horas- y el dolor, tras la intervención; evita por completo la parálisis intestinal, reduce drásticamente el riesgo de infecciones y hernias secundarias y permite una rápida reincorporación del paciente a su trabajo.

La adaptación de la técnica a las dolencias de columna es ya un hecho y tiene parecidas ventajas. Quien ha sufrido una hernia inguinal conoce en propia carne las servidumbres del proceso postoperatorio: dolor, parálisis intestinal, riesgo de infección de la herida, peligro de hernias secundarias y un promedio de un mes y medio de baja laboral.

En la mayor parte de los casos, todos esos sufrimientos son innecesarios. La cirugía ayudada por vídeo permite al 90% de los herniados salir andando del hospital sin molestias a las pocas horas de la operación, y volver al trabajo poco más de una semana después. Pero en España, sólo el 1% de las hernias inguinales se tratan con esta técnica. Se operan cada año unas 65.000 hernias inguinales (los españoles no se hernian demasiado: la cifra asciende a 130.000 en Francia y a 200.000 en Alemania).

13.000 millones en bajas

Como los pacientes suelen estar de baja un mes y medio, el coste laboral de esa dolencia ronda los 13.000 millones de pesetas anuales. La cirugía ayudada por vídeo podría recortar esa cifra en 10.000 millones. Manuel Martín, jefe de cirugía general del hospital Fremap y codirector de las jornadas, ha operado ya más de 200 hernias inguinales con una variante laparoscópica particularmente poco invasiva.

"A estas alturas ni se me pasaría por la cabeza operar una hernia con métodos convencionales", asegura Martín. "Las ventajas de la laparoscopia son enormes: menos dolor postoperatorio, régimen de cirugía ambulatoria con una hospitalización menor de 24 horas".

Muchos cirujanos son renuentes a incorporar estas técnicas porque les exigirían una reeducación radical. Ya no hay abucheos como el que sufrió el pionero francés, pero "ahora hay otras formas de abuchear", según Martín. "Por ejemplo, cuando un paciente se interesa por ella, su cirujano le puede disuadir asegurándole que no va tan bien como se dice, para luego aconsejarle la intervención tradicional".

También hay dos críticas más cabales. La primera es que, mientras los métodos convencionales permiten operar la hernia con anestesia local, la laparoscopia exige dormir al paciente. Martín puntualiza que, según un estudio de la Asociación Española de Cirujanos, sólo un 13% de las operaciones de hernia inguinal se hacen con anestesia local.

Sin cortar las costillas

La segunda crítica se refiere a los costes: la operación laparoscópica cuesta unas 80.000 pesetas más que la convencional (incluyendo la amortización del equipo básico de vídeo y manipulación). Sin embargo, si se suman todos los gastos y la baja laboral, la laparoscopia ahorra unas 120.000 pesetas por intervención.

José Ramón Tatay, jefe clínico del hospital Fremap de Sevilla y codirector de la reunión, lleva desde 1993 utilizando cirugía endoscópica para tratar hernias discales en la columna. "Hoy es posible tratar un 65% de las patologías de columna", explica. Allí donde los métodos tradicionales requieren cortar varias costillas y una sesión quirúrgica muy cruenta, las nuevas técnicas permiten operar con tres o cuatro pequeñas perforaciones y proporcionan mejor visibilidad y menor agresividad quirúrgica.

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