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Por la supervivencia de los Picos de Europa

El autor advierte que si sólo triunfan los proyectos de explotación turística, los resultados serán nefastos para la zona

La supervivencia de los Picos de Europa, ese magnífico sistema montañoso que comparten Asturias, Cantabria y León, está hoy más en peligro que nunca. El 11 de mayo de 1995 se aprobó la ley que declaraba Parque Nacional al conjunto de los tres macizos de ese sistema, como ampliación del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga creado en 1918. La paralización del desarrollo de esta ley ha sumido la gestión de ese espacio natural emblemático (65.000 hectáreas de alta montaña) en el desbarajuste más absoluto, como denunció EL PAÍS el 27 de junio en el reportaje de Carmen Burgos Picos de Europa: alta tensión.La despiadada explotación de los recursos paisajísticos de los Picos de Europa que algunos pretenden promover con sus ansias desatadas por montar teleféricos y construir accesos turísticos por doquier, coincide, no casualinente, con su resistencia numantina a la implantación del Parque Nacional. El triunfo de estos proyectos traería unos resultados nefastos: la degradación de ese territorio de alta

montaña y la creación, por tanto, de un medio físico, cultural y económicamente empobrecido. Sería pan para unos pocos hoy, hambre para todos mañana. Los que así pretenden actuar optan por un modelo turístico depredador, masificado y de alta estacionalidad. Un modelo, en suma, absolutamente desaconsejado por los mejores expertos de turismo de montaña, que centran sus propuestas en la aplicación del desarrollo sostenible. Un desarrollo que pretende una armónica ordenación del medio y un aprovechamiento equilibrado de los recursos -incluido el turismo- como fuentes permanentes de beneficio para los habitantes del territorio y de disfrute para los turistas, esos viajeros que no van a buscar, precisamente, en los Picos de Europa las "emociones mecánicas" propias de un parque de atracciones o los embotellamientos automovilísticos de sus ciudades de origen.

De la frivolidad y demagogia con los que algunos están encarando la delicada situación de los Picos de Europa es una buena muestra esta frase reciente de un responsable político local: "Los Alpes no han desaparecido y están cruzados (sic) por teleféricos". Este responsable, que parece ignorar la reducida extensión de los Picos de Europa y, por tanto, su extrema fragilidad, olvida que los Alpes asientan sus reales en cinco países europeos (Francia, Suiza, Italia, Austria y Eslovenia), formando un semicírculo de 1.200 kilómetros de escabrosas cumbres (65 superan los 4.000 metros de altitud), con inmensos depósitos de hielo que alimentan 1.200 glaciares en movimiento. Olvida que en los Alpes nació, a mediados del pasado siglo, el montañismo moderno (alpinismo), origen de su potente y bien planteada industria turística actual. Olvida que en ese sistema montañoso existen tres parques nacionales (Haute-Savoie y La Vanoise, en Francia, y Gran Paradiso, en Italia). Olvida que en esa inmensa región europea se están combinando el turismo y el Parque Nacional con la defensa y la buena utilización de sus recursos agrícolas y ganaderos. Olvida, finalmente, que allí trabaja desde hace años la red Pro Vita Alpina, una red internacional que agrupa a más de 200 asociaciones de los cinco países europeos ya mencionados, que, teniendo el desarrollo sostenible como objetivo y el desarrollo local como método, pugna por la supervivencia económica y cultural de los Alpes como región internacional. Una red de asociaciones que pretende establecer, como dicen sus promotores, "una nueva vida" en esa región, recibiendo ayudas económica s, eso sí, de los programas Leader II, Recite II, Ouverture II y fondos Feder (CE).

En Asturias hace dos años que se gestó un Plan de Desarrollo Integral para la buena gestión de la comarca de los Picos de Europa en su vertiente asturiana. Este plan fue elaborado por el Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial (C-CODET) de la Universidad de Oviedo, que dirige el geógrafo Fermín Rodríguez y que está considerado, en los foros internacionales, como un centro innovador y de alta calidad en desarrollo local. El PDI, hoy paralizado, es un amplio programa de actuaciones que recoge un primer inventario de iniciativas y proyectos de desarrollo local. Este plan, debidamente coordinado con el Estado y con las comunidades vecinas de Cantabria y de Castilla y León (el "pacto de los tres mares", como dice el ecólogo asturiano Jaime Izquierdo), constituye un punto de arranque. El reto no es fácil, pero poner las bases para "una nueva vida" en la comarca de los Picos de Europa merece todos los esfuerzos. Estamos ante una comarca, por desgracia, centro de una de las batallas más decisivas en el campo de la conservación de la naturaleza y del desarrollo sostenible en España en los últimos años.

Ignacio Quintana es autor del libro Covadonga y su montaña y ha sido presidente del Patronato del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga.

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