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TENIS

El adiós del último guerrero

Boris Becker abandona el tenis a los 29 años, y deja una estela de gran jugador y de madurez

Boris Becker se sentó en el palco real mientras el agua de la lluvia revoloteaba por encima de la lona que cubría la pista central de Wimbledon. Era un jueves cualquiera en la catedral. Sin embargo, el tenista alemán, tres veces campeón en este torneo y siete finalista, se sentía nostálgico. Su partido de cuartos de final contra el número uno del mundo, el estadounidense Pete Sampras había sido interrumpido. Y, Boris, el campeón más joven de la historia del torneo, quería retener algunas de las sensaciones que llenaron una parte muy importante de su vida.En aquel momento nadie lo sabía. Pero Becker había decidido que éste iba a ser su último torneo del Grand Slam, el que pondría punto final a su carrera profesional. Cuando concluyó su partido, Becker caminó tranquilo hacia la red y se vio a Sampras perturbado. "Este ha sido mi último partido", le dijo simplemente Boris. "Y estoy muy orgulloso de haberlo perdido contra un gran campeón como tú".Cuando Becker levantó los brazos y se dirigió al público, sólo una persona en el palco de jugadores sabía que estaba dando su último adiós al torneo que le había encumbrado a los 17 años. Era su esposa Bárbara Feltus, que no pudo evitar que una lágrima le recorriera la mejilla. "Siempre deseé llegar al final del camino con la cabeza muy alta", comenzó a explicar Becker sorprendiendo a todo el mundo. "No me gustaría que ahora el público me viera perder con jugadores a los que siempre había ganado. Quiero retirarme estando arriba. Y ahora estoy en lo alto de la montaña. Y sólo puedo ir cayendo de ella".El adiós de Becker no pasará desapercibido. El tenis pierde no sólo a un gran jugador, sino también a una persona madura con una gran capacidad de análisis y con una personalidad desbordante, que le ha llevado a enfrentamientos duros y traumáticos a veces con una parte de la sociedad alemana.Tenísticamente, ha sido el ídolo indiscutible de su país, muy por encima de Steffi Graf y de Michael Stich -también al borde de la retirada-, desde que en 1985 ganara de forma inesperada su primer título de Wimbledon a la edad de 17 años y siete meses, derrotando a Kevin Curren en la final. "La mayor parte del mundo del tenis cuestionó si aquella victoria no se trataba de un bluf. Por eso para mí fue más importante incluso ganar en 1986, porque tenía más presión y jugué mi mejor tenis", recuerda Becker.No fue insustancial. Al contrario, sus triunfos no se acabaron ahí. Becker ganó seis títulos del Grand Slam (3 Wimbledon, 1 Open de EEUU y 2 Open de Australia), se mantuvo desde, 1985 hasta este año entre los seis primeros jugadores mundiales, ganó dos Copa Davis con Alemania y adornó su palmarés con 49 títulos del circuito. Tódo ello desató -la beekermanía y elevó su cuenta corriente en más de 15.000 millones de pesetas.

Sin embargo, sus éxitos deportivos nunca le hicieron olvidar su condición humana. Siempre fue un ser muy reflexivo. Y esos aspectos se acentuaron más aún cuando en diciembre de 1993 se casó con la modelo y actriz negra Barbara Feltus. A partir de ahí se multiplicaron los problemas para Becker en Alemania.

Becker no sólo denunció públicamente aquellas situaciones, sino que amenazó con dejar Alemania e irse a vivir a Inglaterra o a Estados Unidos. En 1994 nació su primer hijo Noah Gabriel. Y entonces, Becker ya anunció que dejaría el tenis. "No voy a consentir que se desarrolle en una sociedad en la que le reprocharán su color", señaló.

Sin embargo, lo que acabó por decidirle a avanzar a este año su retirada fue la derrota que sufrió frente al español Carles Moyá en la primera ronda del Open de Australia el pasado mes de enero. "Hablé con Barbara y le comenté que en mi estado físico actual no tenía ya ningún sentido seguir luchando contra las nuevas generaciones", concluyó. Su condición de auténtico campeón le impide iniciar ahora otro camino.

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