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Tribuna
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El niño de oro

El brasileño Juninho triunfa en Inglaterra a pesar de su estatura

Cuando nació, el 22 de febrero de 1973, todos pensaban que Osvaldo Giroldo Junior llegaría a ser poco menos que un gigante. Con sus 51 centímetros y 3,950 kilogramos, era un bebé demasiado grande. 24 años más tarde, con su estatura de 1,67 metros y pesando 57 kilos, Osvaldo es más conocido como Juninho y sólo se convierte en gigante cuando enloquece a los adversarios del Míddlesborough o de la selección brasileña. Es el golden boy, el chico de oro, en el fútbol inglés, un jugador que ahora figura en la cartera del Valencia y del Atlético de Madrid, dispuestos a pagar miles de millones por contratar sus servicios.Siendo adolescente, su madre, lo llevó al médico, quien descubrió que aquel joven bajito y esmirriado tenía un atraso en su desarrollo óseo. "Fue sometido sometido a un tratamiento, pero Juninho no creció más; debe ser por razones genéticas", dice Lucia, su madre, quien mide 1,57 metros.

A comienzos de su carrera, Juninho sufrió bastante debido a su baja estatura. "En 1988, tras haber jugado tres años en los infantiles del Juventus de Sáo Paulo, cuando iba a subir al equipo juvenil, el director técnico Paulao me dijo que no tenía estatura suficiente y me despidió", recuerda Juninho. "En Corinthians fue lo mismo; los dirigentes me decían y repetían que yo era muy bajo, hasta que al final el entrenador Iván me dijo que sólo servía para partidos de salón".

Fue por, aquella época que Juninho desarrolló la forma de juego que mantiene hasta hoy. Se declara sin vacilar admirador incondicional de Zico y explica que prefiere "jugar verticalmente como él y tocar el balón rápidamente, para no dar oportunidades a las defensas".

Tras pasar una larga temporada en equipos menores tuvo una magnífica actuación en un torneo amistoso. El Ituano lo contrató de inmediato y jugó en ese club hasta mediados de 1993, cuando el club se enfrentó al poderoso Sáo Paulo. Aquel jugador pequeño y atrevido llamó de inmediato la atención del director técnico del Sáo Paulo, nada menos que el ex entrenador de la selección brasileña Telé Santana.

Telé nunca se preocupó por la estatura de sus jugadores pero tuvo que esforzarse para convencer a los dirigentes del Sáo Paulo de contratar por 350.000 dólares a aquel jugador bajito, inteligente, veloz y de regate endiablado.

"Mi padre no quería que fuera al Sáo Paulo; era un club demasiado fuerte y pensaba que allí tendría escasas oportunidades de destacar", recordó el año pasado en una entrevista. "Sin embargo, decidí apostar por mí y fui a trabajar por un puesto en un medio campo en el que ya estaban Pintado, Palhinha, Cerezo y Cafú".

El resto es bien conocido y sucedió muy rápido: en 1993, con el Sao Paulo, Juninho conquistó la Recopa, la Recopa suramericana y el Mundial Interclubes. En 1994, la Conmebol y, después de la Copa del Mundo, el honor tan soñado de vestir la camiseta amarilla de la selección brasileña. En 1994, cuando jugó con la selección en el Torneo de Inglaterra, dejó boquiabiertos a los ingleses con su velocidad y su increíble habilidad.

La prensa británica lo bautizó Golden Boy (Muchacho de Oro). El Middlesborough pagaría un año después por su transferencia algo más de mil millones de pesetas.

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