Tres maestros en la Abadía
Es difícil que hombres de teatro de la categoría, experiencia y prestigio de Dario Fo, Jacques Lecoq y José Luis Gómez inviertan hoy sus energías y conocimientos en algo más que poner su arte encima del escenario y luego pasar por taquilla. Los tres comparten el objetivo de formar a otros en aquellos territorios por los que consideran que tiene que transitar el arte escénico.La excepción se ha concentrado esta semana en el curso-homenaje que el Teatro de la Abadía celebra en torno a la figura de Lecoq, maestro de Gómez y compañero de aventuras escénicas de Fo. Además de las actividades que se han llevado a cabo desde el pasado lunes, hoy el Teatro de la Abadía abre, sus puertas a las doce de la mañana, no sólo a los alumnos de este centro de formación de actores y exhibición de espectáculos, sino a todos aquellos que quieran -si caben- escuchar a Fo, que confiesa que no sabe qué hará, después de la charla de uno de los maestros del prestigiado grupo británico Theatre de Complicité.
Mañana por la tarde, en el mismo sitio, será Lecoq quien ofrezca (esta vez con entrada de 1.500 pesetas) una lección pública. El domingo se clausurará el homenaje con el encuentro de antiguos alumnos de Lecoq.
Gómez, anfitrión del evento, ya tiene bastante con sus clases y con subirse cada tarde, de la mano de Verónica Forque, al escenario de La Abadía a representar Las sillas, de lonesco.
Hoy en España son numerosos los grupos y compañías que representan obras de Fo. La que más repercusión está teniendo de todas ellas es, sin lugar a dudas, Tengamos el sexo en paz, dirigida por José Carlos Plaza y representada por Charo López. Esta obra está en cartel actualmente en la sala Villaroel, de Barcelona, dentro de una larga gira por diversas ciudades españolas que desde hace un año ha obtenido un inusitado éxito de crítica y público.
