Analgésicos, antibióticos y tranquilizantes son los fármacos mas consumidos por los españoles

Los 15 medicamentos más vendidos mueven al año 53.000 millones de pesetas

El español es especialmente, adepto a analgésicos y antibióticos. Resuelve leves molestias a golpe de química y el estoicismo ha perdido ante el dolor. Los estragos de la vida moderna es otra razón que coligen los profesionales la vista de los 15 medicamentos más consumidos en un año. También figura un psicótropo y, en el otro extremo, pastillas juanolas. Médicos y farmaceúticos coinciden en que la salud es ahora objeto de consumo y la automedicación un reflejo inmediato. Modas y publicidad de los laboratorios hacen el resto para que una marca, aunque tenga 50 homogéneas, ocupe un lugar prefer...

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El español es especialmente, adepto a analgésicos y antibióticos. Resuelve leves molestias a golpe de química y el estoicismo ha perdido ante el dolor. Los estragos de la vida moderna es otra razón que coligen los profesionales la vista de los 15 medicamentos más consumidos en un año. También figura un psicótropo y, en el otro extremo, pastillas juanolas. Médicos y farmaceúticos coinciden en que la salud es ahora objeto de consumo y la automedicación un reflejo inmediato. Modas y publicidad de los laboratorios hacen el resto para que una marca, aunque tenga 50 homogéneas, ocupe un lugar preferente.

La lista de los fármacos más vendidos es confidencial. Porque, de la mercadotecnia de los laboratorios, el afán comercial de sus representantes y de la moda por una marca farmaceútica depende, en gran parte, tener un buen puesto en un negocio muy apetitoso. Los españoles se han dejado en la farmacia 52.959 millones de pesetas en los 15 productos más vendidos durante los últimos 12 meses.En los seis primeros puestos figuran cinco analgésicos con propiedades antitérmicas y antiinflamatorias. Unos suaves, como la aspirina, gelocatil, termalgin y aspirina C, y otro potente, como el nolotil. "La gente tiende a matar pulgas a cañonazos", dice Juan del Arco, farmaceútico y director de un Centro de Información del Medicamento (CIM). "Se tratan molestias leves con analgésicos fuertes porque vivimos en una sociedad muy exigente, que no permite un dolor de cabeza", afirma.

Médicos y farmaceútico coinciden en un diagnóstico: mucha alegría a la hora de consumir química. "Se está generando una cultura de que no se puede funcionar sin tomar algo, que no es otra que la cultura de la droga, y la salud se ha convertido en un elemento de consumo", dice Mikel Azcue, médico y director del ambulatorio de Intxaurrondo (Guipuzcoa). "Hay un exceso de preocupación por la salud, pero en abstracto" continúa Azcue. "La gente se toma dos nolotiles por si le duele la cabeza y no se da cuenta que al final en la salud pesan mucho más los hábitos que la medicación". El hombre tiene más miedo al dolor que a la propia enfermedad, argumenta Francisco Zaragoza, catedrático de farmacología de la universidad de Alcalá de Henares.

La propensión a consumir antibióticos, los segundos protagonistas de consumo farmaceútico, -clamoxyl y augmentine-, irrita especialmente a los sanitarios. Por dos razones: una, porque se utiliza en patologías leves como es un catarro o una gripe; y dos, porque su abuso y mal uso ha creado muchas resistencias en el cuerpo. "Ahora nos encontramos con brotes de tuberculosis muy resistentes porque se han utilizado antibióticos para cualquier cosa", dice Paloma Lastra, farmaceútica de Madrid. Más razonable es encontrar en la lista unos para procesos catarrales comunes -fluimucil, y frenadol-, y otro para las alergias y el asma -ventolín-

La ansiedad, la mala alimentación, vida acelerada y presión ambiental, son el origen de que un antiácido, almax, y un antiulceroso, zantac, cuenten con muchos adeptos. Estos mismos argumentos, que tienen un transfondo psicológico, explican que, lexatin, un psicótropo contra la ansiedad y tranquilizante, figure entre los fármacos más utilizados. En el otro extremo se encuentran oraldine y pastillas juanolas. Ambos no son considerados medicamentos sino productos de higiene, particularmente, contra la halitosis. "En esto pasa como en casa, a la gente le gusta tenerla llena de productos de limpieza", dice Lastra.Y llega la autocrítica. Del Arco tiene para todos. Para médicos y farmaceúticos. "Que aguanten la presión del paciente cuando pide un medicamento, y que algunos EL PAÍS dejen de recetar por teléfono". Para los enfermos imaginarios- que huyan de la automedicación aconsejada por la vecina y acudan a un sanitario. "Gratis no hay nada, todo pasa por el hígado, y se está gastando mucho dinero en medicamentos de dudosa eficacia a cargo del erario público", concluye Azcue. Al porqué se elige un medicamento sobre otro idéntico, estos pofesionales responden: "receto el que mejor me cae"; "el original, porque es el que ha investigado"; "hay excesos de marcas que te vuelven loco".

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