Genoma humano
Quisiera puntualizar mínimamente la columna de Jesús Mosterín La lectura del genoma humano (EL PAÍS, 8 de enero de 1997). Mosterín afirma que "en cualquier caso, y sobre todo, con el proyecto Genoma Humano seguimos, aunque con 2.500 años de retraso, el consejo del dios Apolo: "Conócete a ti mismo". Estos años de "retraso" no son tales; al contrario, precisamente durante esos años se perfilaron y precisaron las estrategias cognoscitivas e instrumentales que han permitido el espectacular desarrollo tecnológico de nuestro tiempo.El impulso clasificador y de sentrañador de las cosas se puso en marcha mucho tiempo antes de que Sócrates recibiera el oráculo del dios, y no es aventurado apuntar la posibilidad de que sus causas residan en el lenguaje, en lugar de permanecer enterradas en la maraña del código genético. La traducción del genoma es, pues, una fase de un proyecto no lineal y a menudo inconsciente que lleva a cabo el ser humano. En el siglo XIX se desarrolló el concepto de célula como fenómeno explicativo de la formación de los organismos; bien, no hay nada nuevo bajo el sol: aunque la profundidad, la precisión y la extensión de los conocimientos y técnicas ha aumentado mucho, el proyecto Genoma Humano sigue siendo hijo del siglo pasado.
Por todo ello puede afirmarse que no hay "retraso" alguno. Si de algo debemos lamentarnos es, en todo caso, de haber perdido muchas respuestas en el camino, de que personajes de la talla de Mosterín nos repitan hasta el hastío que el "conócete a ti mismo" debe interpretarse necesariamente en el sentido del simplista: deja que lea tu genoma y te diré quién eres.- .