Sorpresa
"Por favor, no cuente a nadie el final", se dice insistentemente en el programa, y hasta en escena: es una obra policiaca, pero de esas en las que el descubrimiento de la trama no llega hasta el último momento, cuando ya cae el telón; y esposas y esposos se lo van explicando unos a otros por el pasillo al salir: siempre hay uno menos listo que otro que no capta la curiosa sorpresa. Creo que, habiéndola ya visto en 1961 bajo el título de Culpables, podría contar aquélla sin faltar a la súplica que se hace en ésta. Pero me equivocaría, porque algo cambia al final.Podría hacer la crítica d...
"Por favor, no cuente a nadie el final", se dice insistentemente en el programa, y hasta en escena: es una obra policiaca, pero de esas en las que el descubrimiento de la trama no llega hasta el último momento, cuando ya cae el telón; y esposas y esposos se lo van explicando unos a otros por el pasillo al salir: siempre hay uno menos listo que otro que no capta la curiosa sorpresa. Creo que, habiéndola ya visto en 1961 bajo el título de Culpables, podría contar aquélla sin faltar a la súplica que se hace en ésta. Pero me equivocaría, porque algo cambia al final.Podría hacer la crítica del programa y reprochar a Jaime Salom que no advierta el antecedente; que diga que "en el teatro español actual ésta va a ser la primera obra de intriga y misterio que va a ofrecerse a nuestros espectadores", cuando resulta que no es actual y que las obras "de intriga y misterio" fueron repertorio de algunas compañías (Rambal) y género de algunos teatros (Fígaro, Infanta Isabel: en otra época, evidentemente; y aunque los españoles firmaran con nombres extranjeros).
La trama
De Jaime Salom. Intérpretes: Cristina Higueras, Andoni Ferreño, Juan Jesús Valverde, Janfri Topera, Patricia López, Luis Sánchez. Escenografia: Massagué. Dirección: Ricard Reguant. Teatro Albéniz, Madrid.
Apenas importa: la obra está bien construida, el desenlace es imprevisible, y creo que, aunque se dijera (¿lo digo?), no perjudicaría nada, por la forma en que está construida, por la interpretación, muy propia del género, y porque los personajes son algo más que figurines o fantoches (no, no lo digo) y llevan consigo sus ambiciones, amores, desamores, odios...