NECROLÓGICAS

Jesús Fernández, violinista

A los 92 años de edad ha muerto en Madrid el violinista Jesús Fernández Lorenzo, premio extraordinario Sarasate en 1924. En el mismo año fueron premiados en el real conservatorio el pianista Javier Alfonso y el compositor y director José Antonio Alvarez Cantos. Jesús Fernández, con todo y ser un concertista especialmente dotado, era, sobre todo, un músico completo: practicó todos los estilos, desde el cuarteto al jazz, enseñó siguiendo la línea heredada de su maestro Fernández Arbós y compuso con limpio estilo y gracia superior.Pero Fernández Lorenzo estará en la memoria de muchos como uno de ...

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A los 92 años de edad ha muerto en Madrid el violinista Jesús Fernández Lorenzo, premio extraordinario Sarasate en 1924. En el mismo año fueron premiados en el real conservatorio el pianista Javier Alfonso y el compositor y director José Antonio Alvarez Cantos. Jesús Fernández, con todo y ser un concertista especialmente dotado, era, sobre todo, un músico completo: practicó todos los estilos, desde el cuarteto al jazz, enseñó siguiendo la línea heredada de su maestro Fernández Arbós y compuso con limpio estilo y gracia superior.Pero Fernández Lorenzo estará en la memoria de muchos como uno de los pilares de la vida orquestal madrileña. Concertino de diversos grupos y formaciones, miembro de la Sinfónica y de la Nacional, infatigable trabajador en los estudios de cine, ocultaba sus dones y saberes tras un gesto amable y callado que reflejaba su carácter nada proclive al chisme o la crítica. Nunca escuché a Jesús Fernández atacar a un compañero y, en cambio, en medio de un trabajo casi enloquecido, como era el de nuestros instrumentistas hasta hace unas décadas, sabía encontrar en todo momento alguna rendija para saborear la vida.

Después de su jubilación siguió trabajando de manera particular y con excelente vitalidad: la misma que conservaba su memoria. Cuando le encontrábamos, siempre con la dulce carga de su violín, empezábamos por comentar algún tema musical de actualidad que él derivaba hacia el pasado para evocar con puntualidad de ordenador hasta el menor detalle de una actuación o una tourné. Fernández era toda una personalidad, un artista entero y verdadero. Desde que se retiró, hemos echado en falta muchas veces sus solos en las orquestas, tan cargados de expresividad a través de su bien medido vibrato. Pero al menos sabíamos que estaba ahí, que nos acompañaba en el quehacer musical como una imagen lejana y un ejemplo.-

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