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FÚTBOL 12ª JORNADA DE LIGA

Llanto por los ausentes

Las bajas y la expulsión de Madar condenan al Deportivo al empate

Xosé Hermida

Roto por el éxodo de sus internacionales, las lesiones de algunos futbolistas básicos y la prematura expulsión de Madar, el Deportivo tampoco supo sacar provecho al tropiezo sabatino del Barcelona. Los coruñeses jugaron una hora con diez hombres y acabaron el partido atacando con dos laterales (Bonnissel y Alfredo) disfrazados de delanteros para la ocasión. En esas circunstancias no debe extrañar que el Deportivo se estrellase ante la muralla del Tenerife, la misma que tampoco han podido salvar esta temporada sus dos grandes rivales, Barcelona y Real Madrid. Heynckes podrá presumir mucho por haberle amargado una noche a los tres equipos con más galones de la Liga, pero en La Coruña dejó la sensación de que no quiso aprovechar una oportunidad única que el destino había puesto en sus manos.Las alineaciones de ambos equipos denotaban involuntariamente la neurosis en que vive inmerso el fútbol español. Entre los ardores veraniegos, Tenerife y Deportivo se entusiasmaron tanto con el mercado internacional que acabaron colmando su plantilla de guardametas extranjeros. Los directivos protestan ahora contra las arbitariedades de la FIFA, que ciertamente son clamorosas, pero lo ocurrido esta semana se podía prever de antemano. Deportivo y Tenerife no lo hicieron, o si lo hicieron no les preocupó, y al final pasa lo que pasa: los canarios con un. adolescente -Marino, 17 añitos- custodiando la portería, y los gallegos en manos de Canales, un buen portero al que el galés despreció.

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En todo caso el más damnificado por el éxodo de extranjeros era el Deportivo, y a esa desgracia se unieron toda clase de calamidades, antes y después de comenzado el partido. La primera mala noticia del día llegó por la mañana: Mauro Silva estaba lesionado; la segunda, al minuto de juego: Martín Vázquez se rompió por la mañana vez nada más tocar el balón; la tercera sacudida, un cuarto de hora después, fue la más dolorosa: Madar se cobró una absurda vendetta contra César Gómez, muy propia del aspecto marsellés del personaje, y el árbitro lo invitó a reencontrarse con el champú y las toallas. Peor, imposible.

El Deportivo parecía descuartizado, con una defensa inquietante, sin el poderío de Mauro Silva en la media, sin delantero centro y con Rivaldo de vacaciones en la inopia. Pero el comportamiento del equipo fue bastante mejor de lo que cabía esperar. Los blanquiazules no renunciaron ni al control del juego ni a la búsqueda de la portería contraría, e incluso pudieron adelantarse con un zarpazo de Donato.

A todo ello contribuyó notablemente el Tenerife, que tiene un entrenador que se ufana mucho de jugar al ataque, pero al que le invade una jindama que no se tiene en pie cada vez que le toca enfrentarse a un grande. La expulsión de Madar dejó al Tenerife indiferente, metidito atrás, con tres defensas marcándose a sí mismos y rasgando el aire a patadones, sin más ambición que el empate. Si bien es verdad que Juanele y Neuville dilapidaron dos ocasiones, los isleños no me recieron el triunfo por la sencilla razón de que nunca lo buscaron. A cinco minutos del final incluso los salvó la madera en otro disparo de Donato, la última esperanza deportivista.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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