Crítica:FESTIVAL INTERNACIONAL DE ALICANTE

De sentimientos

Continúan los estrenos a cargo del grupo instrumental de Valencia esta vez dirigido por Vicente Sempere, excelente músico ilicitano de tan plurales dedicaciones. Llevó con buen pulso y recto criterio los estrenos absolutos de Calandín, Cruz de Castro y Torres, junto a otras obras de, Homs y Erkoreka.Joaquini Homs, el discípulo, estudioso, amigo y biógrafo de Roberto Gerhard, cumple este año los 90, pero sigue en la brecha y en el entusiasmo. El Noneto, estrenado en 1979 por el grupo de Joan Guinjoan en Barcelona, combina maderas, metales, cuerda, percusión y piano y es un evidente ejemp...

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Continúan los estrenos a cargo del grupo instrumental de Valencia esta vez dirigido por Vicente Sempere, excelente músico ilicitano de tan plurales dedicaciones. Llevó con buen pulso y recto criterio los estrenos absolutos de Calandín, Cruz de Castro y Torres, junto a otras obras de, Homs y Erkoreka.Joaquini Homs, el discípulo, estudioso, amigo y biógrafo de Roberto Gerhard, cumple este año los 90, pero sigue en la brecha y en el entusiasmo. El Noneto, estrenado en 1979 por el grupo de Joan Guinjoan en Barcelona, combina maderas, metales, cuerda, percusión y piano y es un evidente ejemplo del buen hacer.

En Krater, de,1995, el bilbaíno Gabriel Erkoreka (1969) musicaliza con gran fuerza el paisaje volcánico en su quietud, su erupción y su petrificación. No es un tópico geológico, sino una manera directa e incisiva de cantar un aspecto de la naturaleza.

Carlos Cruz de Castro (Madrid, 1941) prosigue en su Música de cámara número 4 su invención potente a través de la persistencia rítmica y las aglomeraciones sonoras en movimiento, que, a veces, por la mezcla violenta de los colores, recuerdan lejanamente el último Albéniz. Es una música viva, inquieta, nada esteticista, gestual y casi volcánica, cohesionada por una estricta organización interna.

Contrastó espectacularmente con la anterior, la emoción, el intimismo y la sensibilidad de Emilio Calandín (Valencia, 1958) en su Aliento del corazón, anagramado en el título Cor-Ale, que a su vez alude a un Coral de vida de José Báguena Soler, maestro de Calandín, muerto el pasado año. Es una elegía pura y tenue o,como cita el autor, "un murmullo apagada de la marea que se retira". Esta música, de tan cuidada bien sonancia, posee, entre otros valores, el de su autenticidad.

Pata final, Jesús Torres (Zaragoza, 1965) quien realiza una trasposición musical de la poesía de Aleixandre, Unidad en ella, seleccionada de La destrucción o el amor. Ideas y versos nada fáciles de llevar al pentagrama por conceptuales y anticomplacientes, Torres consiguió la fusión íntima y formal de la palabra y el texto. Cantó con grave sutileza la madrileña Pilar Jurado y en todo el

,programa Vicente Sempere y los profesores valencianos hicieron alarde de una calidad que mereció la adhesión de todos.

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