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A Rocío Ríos se le quedó corto el maratón

La española fue 5ª, y la victoria correspondió a la etiope Roba

, Salió atrás, muy atrás incluso, porque ya tenía experiencias desagradables en Campeonatos del Mundo y de Europa, donde acabó retirándose por salir en cabeza. En el kilómetro 10 no estaba ni siquiera entre las 25 primeras; en el 20 se colocó la 20ª; en el 25, la 10ª; en el 30, la 9ª; en el 35, la 7ª; en el 40 vio dos por delante -una era la campeona del mundo-, se fue a por ellas y acabó la quinta, después de 42,195 kilómetros de carrera. Rocío Ríos no hizo la carrera de su vida, porque sabe que aún lo puede hacer me jor. "Después de esta experiencia, creo que sí, porque, ya veis, he acabado tan fresca. Hasta se me ha hecho corto el maratón", declaró minutos después de cruzar la meta.

La táctica era esa: correr de menos a más. Es una estrategia perfectamente válida, que consiste en recoger cadáveres. Cuando en el grupo de cabeza se desata la batalla, unas acaban pagando el esfuerzo y otras acusan el mazazo de ver que no podrán ganar. Pero ocurre que si las que atacan tienen experiencia y calidad, no todas mueren.

Rocío Ríos, por ejemplo, no pudo alcanzar a Fatuma Roba, una etiope desconocida que asombró por su extraordinario estilo, ni a Valentina Yegorova (Rusia), que era la campeona olímpica, ni a Yuko Arimori (Japón), que era la subcampeona, ni a Katrin Doerre (Alemania), ganadora de 19 maratones. Todas ellas, por este orden, entraron por delante de Rocío Ríos (27 años, de León, aunque se considera asturiana, porque vive desde pequeña en Gijón). No hay prisa. Tiene tiempo para asimilar la experiencia. Menos Roba (26 años, aunque no se sabe qué día ni qué mes nació), todas las que le precedieron son mayores que Ríos.

Correr de atrás hacia delante no es tán fácil como se cuenta. Hay que estar muy fuerte para que el ritmo no decaiga cuando se pasa el terrorífico kilómetro 35, después de dos horas corriendo sobre el asfalto. Mónica Pont (6ª en los Mundiales el año pasado) quiso hacer lo mismo y no aguantó. Acabó la 14ª, después de ir juntas 28 kilómetros.

Si Rocío Ríos no hubiera sido tan prudente en la salida, quizá ayer hubiera subido al podio. Pero disfrutó tanto durante la carrera, yendo primero a por una atleta, luego a por otra, y así sucesivamente, que no se arrepiente de cuanto hizo. "Haber sido quinta en unos Juegos Olímpicos, saber que estoy fuerte y que a partir de ahora lo puedo hacer mejor, me es más que suficiente para estar contenta", comentó la atleta.

Ríos llegó a saber qué puesto ocupaba: el. 7º. Se lo había gritado un español que presenciaba la prueba en la calle. "Si se corre desde tan atrás, realmente nunca sabes en qué puestó vas", revela la atleta, "pero cuando me enteré y ví que Machado iba por delante, me fui a por ella, porque yo me encontraba muy fresca". No sólo dejó atrás a la campeona del mundo, sino también a Lidia Simon, una rumana que había sentido la tentación de conocer lo que es correr en los puestos de cabeza.

A Ríos sólo le resultaron inalcanzables otras campeonas y la revelación, Fatuma Roba (26 años, pero no se sabe qué día ni qué mes nació), toda una revelación por su estilo económico de correr, no como las americanas o la propia Pippig, con los antebrazos elevados, ensanchando el pecho y marcando abdominales, estilo puesto de moda por los triatletas. Roba acompasa con los brazos sus eléctricas zancadas, de 1,60 metros de longitud, de las que da tres por segundo. Ayer realizó la mejor marca de su vida (2.26.05 horas, tres minutos menos de la que tenía). Tras su victoria reivindicó el triunfo para las mujeres africanas: "Estamos llegando al deporte".

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