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FERIA DE SAN ISIDRO

"Los novillos tenían cristales en la barriga", afirma Morante

Los tres novilleros coincidían, después del festejo, en la decepción que les había producido la novillada de Fernando Peña Catalán. "Los novillos tenían cristales en la barriga", afirma Morante de la Puebla. "No nos esperábamos esto. La novillada ha salido mansísima y, además, con mucho peligro, pegando muchos cabezazos y, excepto el cuarto, que medio se ha dejado y Eugenio de Mora ha estado muy bien con él, no se ha podido hacer nada".Eugenio de Mora era de la misma opinión. "Todos estábamos muy esperanzados con la novillada porque en la feria del año pasado salió buena", manifestaba, "pero no ha, salido como esperábamos. Ha salido muy mansa. El menos malo ha sido mi segundo novillo".

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La moruchada

Ambos novilleros coincidían en que el novillo más peligroso fue el segundo de la tarde, primero del lote de Carlos Pacheco. "Ha hecho cosas extrañísimas desde que salió", dice Pacheco. "En el capote, horrible. En banderillas, la cuadrilla no ha podido ponerle ni un par. Y en la muleta, imposible por los dos pitones. Lo único que quería era coger, el novillo iba descaradamente al bulto".

Eugenio de Mora comentaba sus impresiones sobre el cuarto novillo, al que cortó una oreja: "En el primer tercio salió suelto de los capotes y del caballo, sin definirse. Ya en banderillas vi que por el pitón derecho tenía recorrido y, transmisión. Le he puesto la muleta por delante y sin quitársela de la cara, con decisión, y ha repetido. El novillo ha tenido cosas buenas. Ha sido el único que se ha dejado algo".

El primero de la tarde fue muy distinto. "Un novillo muy manso y muy soso", afirma Mora. "En cuanto ha podido se ha ido a chiqueros. Ahí le he plantado cara y le he podido pegar algunos pases".

Intenciones asesinas

Morante de la Puebla aseguraba que su primer novillo desarrolló intenciones asesinas. "Por el pitón derecho me quería comer", dice Morante. "Y por el izquierdo iba siempre con la cara arriba, sin entregarse. Fue un novillo muy difícil". Morante explica cómo, mató a ese novillo: "Se me vino y lo pegué un sablazo pero lo, atravesé. Menos mal que acerté con el descabello a la primera".El sexto no le iba a la zaga. "El novillo tenía cara de loco", asegura Morante. "Era muy alto y con la cara por las nubes. No paraba de andar y pegar cabezazos. Muy malo". Ese novillo lo mató mucho mejor, dice "Fue la única vez que humilló lo pude meter la espada", afirma el novillero. "Fue bien servido".

Los tres novilleros aseguraban que lo mejor -aparte de la oreja que, cortó Eugenio de Mora- fue haber podido salir vivos de la novillada de Fernando Peña Catalán.

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