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MOTOCICLISMO: GRAN PREMIO DE JAPÓN

13 ya no significa nada

Àlex Crivillé ha cambiado espectacularmente esta temporada y su ambición recuerda la actitud que le llevó a ser campeón del mundo de 125cc en 1989, cuando era un jovencito descarado e inexperto. Tanta es su confianza que incluso ha dejado de lado la superstición que acompaña a tantos pilotos. Razones de peso le han llevado a renegar. El 13, por ejemplo, le trae ya sin cuidado.Durante la carrera inaugural, en Malaisia, a Crivillé le tocó dormir en la habitación 1513 de su hotel. "Mala señal", pensó y logró que le cambiaran. Pero en la carrera de Shah Alam se cayó y se lesionó la mano izquierda. "A partir de ahora, que me pongan donde quieran", exclama sin inmutarse. Ni se acuerda del número de su cuarto en Japón. Era el 2742.

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Crivillé acaricia la victoria en Suzuka

La segunda posición de Crivillé ayer en Suzuka fue importante para él, pero también para sus dos valedores, las dos personas que le llevaron y le han mantenido en el equipo de fábrica de Honda. Los dos -Tanaka, de Honda España, y Jorge Segrelles, de Repsol- estaban ayer compartiendo el éxito en Japón. Esperan repetir, o quizá mejorar, en Jerez, el 12 de mayo.

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