Bonnie & Clyde en el ciberespecio
Un pirata infórmático de 19 años, dirigido por una mujer de 37, entró en decenas de archivos secretos
Christopher Schanot tiene cara de no haber roto un plato en su vida. Excelente estudiante de colegio religioso, formalísimo y encantador, parecía no haberlo roto hasta el 30 de mayo de 1995, cuando desapareció de su casa en High Ridge, Missouri. Ahora, a sus 19 años, este chico con gafas y flequillo está metido en un buen lío: Christopher está detenido, acusado de piratear el sistema informático de grandes empresas y de vender el material reservado que encontraba. El pirata debe esperar a su comparecencia de hoy ante un juez para poder salir a la calle, tras pagar una fianza de 18 millones de pesetas.Lo que diferencia a Christopher de otros adolescentes locos por los ordenadores es la aventura que ha vivido en los diez últimos meses, y que el diario The Philadelphia Inquirer contaba ayer en su primera página. La sed de sabiduría del joven siempre fue grande, pero no mayor 1 que la dependencia que tenía del ordenador. Michael, padre de la criatura, dice que tenían que prohibirle su uso los días normales "para que su vida no se desequilibrara".
La tentación del desequilibrio ya había llegado, y su padre no lo sabía, bajo la forma de un artículo en una publicación electrónica en el Internet, Gray areas, firmado por una mujer llamada Netta Gilboa, que Christopher leyó hace dos años. Netta, ofendida por la explotación comercial del ciberespacio, escribía en nombre del Frente de Liberación del Internet para "liberar de codicia" la red de comunicaciones electrónicas. "El Frente de Liberación del Internet advierte a la América de las grandes corporaciones", decía Netta Gilboa, "que declara la guerra contra cualquier empresa sospechosa de contribuir a la muerte del Internet".
Cautivado por el llamamiento, Schanot conectó con Gilboa. Sus habilidades informáticas, bajo la experta dirección de Netta Gilboa, de 37 años de edad, pronto empezaron a rendir: según las acusaciones de la fiscalía de San Luis, desde el otoño de 1994 hasta la primavera de 1995, el joven penetró en multitud de ocasiones en los sistemas de las compañías telefónicas Southwestern Bell, Sprit, SRI International y otras para apropiarse. de datos confidenciales y códigos de acceso a centros oficiales y militares, empresas, universidades y bancos. En las operaciones de manejo y venta de esos datos se incluyó el robo de miles de números de tarjetas telefónicas para cargar sobre ellos conferencias.
La actividad era emocionante, pero llegó un momento en el que resultaba incompatible con el ámbito familiar de Christoplier. El joven se comunicó con Netta Gilboa y le pidió ayuda. Ella le envió dinero para que comprara un billete de avión y abandonara su casa. Dicho y hecho. El 30 de mayo de 1994, Michael Schanot dejaba a su hijo en el colegio católico en el que había concluido sus estudios de secundaria. Teóricamente, el chico iba a trabajar en la elaboración del libro anual del centro, pero nunca más se supo de él. Había comenzado la aventura de Bonnie y Clydie en el ciberespacio.
Netta Gilboa ha confirmado que facilitó la fuga de Christopher después de que el joven se pusiera en contacto con ella al leer el artículo que le abrió los ojos sobre las fascinantes posibilidades del pirateo informático. No ha admitido riada más, y la policía todavía desconoce si vivieron juntos desde el momento de la desaparición, pero los vecinos de la mujer, en el pueblo de Broomall, cerca de Filadelfia, han declarado que la veían entrar y salir de su casa con un chico que le ayudaba con los paquetes de la compra. Después se Mudó sin dejar rastro.
Titulada en periodismo y sociología, Netta Gilboa se consideraba "investigadora en temas de sexo". Casi todo lo que se sabe de ella procede de las publicaciones electrónicas del Frente de Liberación del Internet y de lo que la propia Gilboa escribe sobre sus actividades y conferencias sobre "pornografía, violaciones, abuso sexual de menores y otros asuntos que tienen que ver con sexo y violencia".
La Southwestern Bell, harta del saqueo del pirata, invirtió más de medio millón de dólares en seguir sus huellas. La semana pasada, fue detenido en una oficina de correos de Broomall y después, con sus gafas y su flequillo, pero ya sin sonrisa, Christopher compareció ante el juez. Confesó ser militante del Frente de Liberación del Internet.
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