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La hispana golpeada por policías de Los Ángeles creyó que iba a morir

Leticia González, la mujer hispana de 33 años golpeada por la policía el lunes en la caza y captura llevada a. cabo contra los ocupantes de una camioneta de inmigrantes ilegales, creyó que iba a morir en la cuneta de una autopista a 30 kilómetros de Los Angeles. La actuación de la policía, filmada por televisión, "dejó preocupado" a Bill Clinton, según su portavoz. Están en marcha investigaciones del Departamento de Justicia, del FBI y del sheriff de Riverside. La comunidad hispana prepara marchas de protesta aprovechando esta versión latina del caso de Rodney King, que dio origen a la revuelta negra de Los Angeles en 1992.

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El miedo estaba todavía instalado en el rostro de Leticia González a la salida del Centro de Detención de Inmigrantes de Los Angeles. "Lo pasó muy mal y todavía está preocupada por su esposo, porque no sabe dónde está y tiene miedo de que lo hayan matado", dijo su abogado, David Ross. Leticia todavía no podía hablar del susto. Lo hizo más tarde, en el consulado de México, en donde explicó con lágrimas y entrecortadamente que no sabía lo que había pasado y que, cuando un policía la cogió del pelo, la tiró al suelo y empezó a pegarle creía que la iban a matar. La mujer, que sufre contusiones en la espalda, brazos y piernas y arañazos en el rostro, no articuló palabra cuando le dijeron que el presidente Clinton había hablado con el ministro de Justicia de México sobre lo ocurrido.El marido, Enrique Funez Flores, de 30 años, recibió los golpes de la policía cuando trataba de ayudar a Leticia a bajar de la camioneta. Sufrió fractura de codo, contusiones y cortes. Ninguno de los dos ofreció resistencia. Se encuentra a cargo de las autoridades de Inmigración, pero su abogado cree que no se formularán acusaciones contra él. Los dos policías -Kurtis Franklin, con 20 años de servicio, y Tracy Watson, con cinco- están suspendidos de empleo, con sueldo, mientras se resuelven las investigaciones del Departamento del shefiff en Riverside. El FBI trata de establecer si hubo violación de derechos humanos y constitucionales, y el Departamento de Justicia coordina, por encargo de la Casa Blanca, todas las actuaciones.

En las numerosas protestas de la comunidad hispana de California ha habido dos elementos destacados. Primero, la relación del incidente con la oteada antiinmigración. "Lo que vimos nos pareció terrible, pero no sorprendente, porque ya desde hace tiempo nos preocupa que la retórica electoral incendiaria de criticar a los inmigrantes y definirlos como el enemigo crea una atmósfera que permite este tipo de cosas", dijo Bobby Murray, de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Angeles.

En segundo lugar, en todas las protestas se pone de manifiesto la realidad cotidiana de los abusos policiales. Los malos tratos son la norma, y las cámaras de televisión, la excepción. Héctor Brolo, presidente de la Asociación de Mexicano-Americanos, lo subrayaba durante la protesta del martes: "Si no hubiera sido por el vídeo, esto jamás habría salido a la luz".

La aventura de la destartalada camioneta cargada con 21 indocumentados procedentes de México se mantenía el lunes dentro de lo habitual hasta que, a mediodía, se saltó el puiesto de control de inmigración de Temecula, 90 kilómetros después de haber entrado en EE UU. Allí comenzó una persecución por la autopista Interestatal 15 que se mantuvo durante más de 100 kilómetros, hasta los alrededores de Los Ángeles. La camieoneta, que perdió la lona que ocultaba a los pasajeros y que amenazaba con desarmarse, se acercó a la cuneta. Sus ocupantes saltaron y empezaron a correr para buscar refugio en un vivero y en la zona residencial de El Monte. Todos ellos fueron detenidos sin contemplaciones.

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