El espejo de dos estéticas
Aunque a primera vista sus estéticas parezcan contrapuestas, existe una extraña relación entre la fotografía americana y la europea. De ello dan fe ahora dos grandes exposiciones que se presentan en París y en Gotemburgo (Suecia): la antológica de Irving Penn y las retrospectivas de los fondos del MOMA (1890-1965). El contrapunto de ambas produce un efecto tan desconcertante cómo el de un juego de espejos frente a frente; su resultado, una fotografía intemporal y con un potencial de lecturas visuales de amplio espectro.La visión de Irving Penn bien podría resumir pacífica mente ambas miradas convirtiéndose en el, arquetipo del fotógrafo americano de pos guerra que ha hecho suya la cultura fotográfica, europea. La colección fotográfica del MOMA está considerada como el espejo de la fotografía americana de este siglo. El primer capítulo, de imágenes de esta muestra recoge una serie de tomas pertenecientes a un periodo -hasta 1945que participa de dos' rasgos definitorios: por un lado, su devoción hacia la modernidad, cuya característica radica en su fascinación por los materiales con los que le tocó convivir -maquinaria industrial. y una desmesurada afición por la vanguardia europea-, y por otro, su apuesta por lo documental.
La frontera entre ambas la marcó contundentemente el paso de la opulencia a la crisis impuesta por las condiciones económicas y políticas antes y durante los años de la gran depresión. Esta última fue la edad de oro en la que se realizaron autores como Walker Evans y la de sus compañeros de trabajo en la Farm Security Administration (FSA).
La forma
Desde el final de la I Guerra Mundial hasta el hundimiento de la Bolsa de Wall Street en 1929, lo moderno apuesta por lo atrevido de las geometrías, por la fotografía que se ensimisma por la forma frente al documentalismo puro y duro de los reporteros que desarrollaron su trabajo en la Il Guerra Mundial.
Después, con la guerra de Vietnam, llegaría una posmodernidad pletórica de trabajos divergentes, como los de Diane Arbus -que recurrió a personajes ignorados por la denominada fotografía artística tales como travestidos, nudistas o sujetos en situación límite-, hasta llegar más tarde al uso e investigación con imágenes ya existentes para su posterior reciclado.
La colección del MOMA que se exhibe en París es una muestra evidente de la compleja alternancia de las múltiples estéticas fotográficas. Un caos de tendencias propio de un medio joven titubeante entre la plástica y el documento, entre la fotonoticia, la galería y el museo. Después, la fotografia se impregna de las más variadas influencias literarias, como en Robert Frank.
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