Guitarra y contrabajo en el flamenco francés de Pedro Soler
En las Jornadas Flamencas que se acaban de celebrar en Fuenlabrada (Madrid), oímos a un guitarrista llamado Pedro Soler, que sorprendió agradablemente a la audiencia en un concierto compartido con el contrabajista Renaud García-Fons. Un insólito concierto titulado Suite andalouse, en que el contrabajo sustituye a la voz del cantaor, dando lugar a una música de rara belleza y sugestión.Si este Pedro Soler es un perfecto desconocido para el gran público, más lo es Pierre Jenare Soler, un francés nacido en Narbonne hace 57 años, hijo de madre española. Uno y otro son la misma persona. "Me crié en Toulouse con todos los exiliados españoles, porque Toulouse fue la capital de la República durante un tiempo, y fue donde me encontré con el flamenco y me picó el bicho. Había un barrio donde estaban todos los andaluces, y estaba siempre metido con ellos y el flamenco. Enseguida encontré ahí una expresión que me conmovió mucho" '
Empezó a tocar con José María Rodríguez, un granadino del que no sabe qué ha sido de él, pues lo perdió de vista. Salió aquella primera antología del cantante flamenco, que en Francia ganó el premio de la Academia Charles Cros, y Soler confiesa que se enamoró del cante de Jacinto Almadén. Dejó sus estudios de arquitectura y dio la casualidad (le que Almadén fue a Francia, se hicieron amigos y se trajo al guitarrista a Madrid. Aquí Soler, en 1960, conoció y oyó tocar mucho a Pepe de Badajoz, a quien considera su verdadero maestro. "Al principio, yo tocaba para bailar; después empecé a acompañar a Jacinto, y seguí siendo su guitarrista". Otro día nefasto de 1968, en que Almadén y Soler venían de Burdeos a Madrid para grabar un programa de televisión, el coche que conducía el guitarrista se estrelló contra un camión y el cantaor murió.
La peripecia vital de Pedro Soler es extensa e. intensa, y la mentablemente no podemos de tenernos aquí en muchos puntos importantes de ella. Pero lógica mente hablamos de su última ex periencia artística. "Yo tenía, hace - como quince años, la idea de tocar con chelo, me parecía que tenía que funcionar, pero nunca pude realizarlo. Y cuando escuché a este muchacho, a Renaud García-Fons, cómo toca y qué grito le saca al contrabajo, yo dije 'éste es el hombre'. Hablé con él, nos juntamos, empezamos a tocar un poquito por tan gos, y como él ha escuchado mucho flamenco, por sus padres que son españoles, y como sabe jazz y sabe improvisar, fue muy fácil; yo le puse los palos. Pero nos queda mucho que hacer todavía. Fue un placer, siempre descubriendo cosas".
Pedro Soler quiere dejar bien claro que no hicieron esta obra para crear una cosa que no estuviera hecha, ni por afán alguno de innovación. "El trabajo con Renaud demuestra que no saliéndose de la expresión del flamenco se puede hacer algo diferente. Yo no soy partidario de quedar siempre estancado, no; pero tengo mi sensibilidad, y esto deja claro que se puede hacer una cosa que interesa y es nueva manteniéndose dentro de lo jondo". Es una cosa muy personal, pero yo no veo, no siento, la unión entre el flamenco y la bossa noval el flamenco y el jazz, el flamenco y... Me parecen dos mundos completamente distintos, aunque los dos expresan la miseria humana, porque está en la base, ¿no? Yo no busco, la novedad por la novedad. Si sale algo nuevo, perfecto, y si no, esperemos".
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