Tribuna:XII FESTIVAL DE CANARIAS

A Falla, con sabiduría y emoción

No hay mejor homenaje a un Compositor que el de hacer bien su obra, cosa harto difícil cuando se trata de un perfeccionista apasionado como Manuel de Falla en sus verdes y trabajosos años de La vida breve; pero el Festival de Canarias ha ofrecido a nuestro músico cimero una lección de orden, sabiduría y emoción.En el centro de la interpretación estaba la Salud de María Orán, un personaje popular, no popularista, intenso, dramático y desdichado nacido para "ser yunque en vez de nacer martillo", tal como reza la copla leitmotívica de la ópera sobre el libro de Carlos Fernández Shaw, prime...

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No hay mejor homenaje a un Compositor que el de hacer bien su obra, cosa harto difícil cuando se trata de un perfeccionista apasionado como Manuel de Falla en sus verdes y trabajosos años de La vida breve; pero el Festival de Canarias ha ofrecido a nuestro músico cimero una lección de orden, sabiduría y emoción.En el centro de la interpretación estaba la Salud de María Orán, un personaje popular, no popularista, intenso, dramático y desdichado nacido para "ser yunque en vez de nacer martillo", tal como reza la copla leitmotívica de la ópera sobre el libro de Carlos Fernández Shaw, primer sueño granadino de don Manuel cuando estaba lejos de conocer y habitar la ciudad de la Alhambra.

Coincido totalmente con las palabras del crítico Martín Codax en La Provincia acerca de la soprano canaria cuando dice: "Nadie en el mundo sabe y puede cantar hoy la Salud como María Orán". En plenitud de sus facultades vocales, técnicas y expresivas, dueña de un talante dramático que ya hace años sorprendió a Menotti cuando le dirigió El cónsul, la Orán hace realidad humana cuanta noble belleza imaginó Falla: vive el personaje de la gitanilla, lo sufre de forma conmovedora.

Con María, cantaron espléndidamente para decirnos que no hay papeles pequeños sitio breves en una obra lírica bien sentida, pensada y realizada, los tenores Antonio Ordóñez y Manuel Cid, la contralto Mabel Perlstein, los barítonos Alfonso Echeverría y Enrique Baquerizo, la soprano Encarna Santana, el cantaor Gabriel Moreno con el guitarrista Carmelo Martínez. Todos se produjeron como tocados por la misma magia que encandiló a la audiencia y mantuvo en suspenso su atención y hasta su respiración. Dos coros de las Canarias, el Universitario y la Coral Reyes Bartlet, preparados por José Antonio Sáinz, el estupendo conductor del Orfeón Donostiarra, y la Sinfónica de Tenerife completaron un cuadro de primera categoría.

Lo es, y bien lo evidenció, el maestro burgalés Víctor Pablo Pérez, artífice y guía de esta inolvidable Vida breve; mucho ha analizado, vivido' y desentrañado Víctor, Pablo la ópera de Falla pues llega a sus últimos misterios y verdades para hacer, con sus colaboradores, este raro ejemplo de verismo español ajeno a toda tentación pintoresquista y jondo desde la primera hasta la última nota.

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