Muere una tercera persona herida tras la explosión de gas que derribó el hogar de ancianos de Arganzuela

La tragedia ocurrida el 9 de enero en el centro de pensionistas de la calle de Bustamante se cobró anteayer su tercera víctima. Rosa Cantos Medina, de 84 años, murió el miércoles por la noche en la Unidad de Vigilancia Intensiva del hospital Doce de Octubre, según informó a Europa Press una encargada del hogar.Rosa no había abandonado esta sala desde que se desplomó el local del distrito de Arganzuela -donde pasaban la tarde cincuenta jubilados- a causa de una explosión del gas que circula por una tubería de Gas Natural, cuyas causas están aún por determinar. La explosión derribó el techo del...

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La tragedia ocurrida el 9 de enero en el centro de pensionistas de la calle de Bustamante se cobró anteayer su tercera víctima. Rosa Cantos Medina, de 84 años, murió el miércoles por la noche en la Unidad de Vigilancia Intensiva del hospital Doce de Octubre, según informó a Europa Press una encargada del hogar.Rosa no había abandonado esta sala desde que se desplomó el local del distrito de Arganzuela -donde pasaban la tarde cincuenta jubilados- a causa de una explosión del gas que circula por una tubería de Gas Natural, cuyas causas están aún por determinar. La explosión derribó el techo del recinto, al que los ancianos llamaban coloquialmente el barracón, sobre sus cabezas.

El trágico cómputo de fallecidos por el siniestro ha aumentado con la muerte de la anciana. El martes pasado, los aplastados pulmones de Francisco Sánchez López, un serrador de 84 años, no puediron seguir funcionando, y el 18 de enero falleció Áurea Divina, de 73 años de edad. Sufrió un infarto.

Aún continúan ingresadas en centros hospitalarios siete personas de las 39 que resultaron heridas por la explosión y el desplome del edificio.

Los médicos temen por la vida de Sabino Moreno Domínguez, de 70 años, que continúa en estado de extrema gravedad, según fuentes del hospital Clínico. El parte médico de ayer indica que Sabino necesita ventilación mecánica y padece encefalopatía, sin que desde el día 9 de enero, cuando fue ingresado en la UCI, haya experimentado cambios clínicos significativos.

La parroquia de Nuestra Señora de las Delicias (vecina del barracón de uralita desplomado), situada en el número 61 del paseo de las Delicias se ha hecho cargo de que los ancianos que acudían al hogar del pensionista sigan teniendo un lugar de reunión. Así que les ha cedido un espacio de la propia iglesia para que continúen juntándose por las tardes para echar una partida, charlar y tomar un café.

El local desplomado ya no existe. El Ayuntamiento retiró después del suceso los restos que quedaban.

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