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Las mujeres cometen sólo el 10% de los actos violentos de las ciudades

Representantes de colectivos femeninos discuten sobre la paz

Sólo el 10% de los actos violentos que se producen en las ciudades es cometido por mujeres -el 51% de la población-. Sin embargo, el discurso sobre la violencia es de signo universal. ¿Por qué una sociedad que lo masculiniza todo no asume la responsabilidad mayoritaria de los hombres en la violencia? Esta idea fue lanzada por Dolors Renau, jefa del gabinete de Integración Europea y Solidaridad de la Diputación de Barcelona, en las jornadas Mujeres y paz, que se clausuran hoy en Barcelona.

"Lo peor es que las mujeres tienen que sufrir la guerra de una manera pasiva", afirmaba Renau en su ponencia, "además de cuidar a los niños y las casas, ya que, salvo algunas excepciones, los ejércitos son masculinos". La ponente hizo hincapié en que para poner fin a la violencia, las mujeres han de acceder a los puestos de decisión. Esta idea es compartida por las participantes en las jornadas -organizadas por Fundació per la Pau-, todas ellas mujeres de asociaciones de zonas en conflicto, como la ex Yugoslavia, Israel y Palestina.En opinión de la bosnia Nermina Baljevic, la idea debería concretarse en la consecución de una "nueva mujer bosnia, fuerte y preparada culturalmente". El poder para que la paz se extienda a toda la ex Yugoslavia está en sus habitantes, a juicio de Baljevic, presidenta y secretaria general de la Federación de Asociaciones de Mujeres de Bosnia. "Hemos aprendido una dura lección con esta guerra: no se puede ser débil, a nadie le gustan los débiles, y es necesario pensar en uno mismo para convertirse en esas personas libres que triunfan en nuestros días". "Además", añade, "las mujeres son el principal objetivo de los enemigos"

Perdedores

Esta teóloga musulmana, que perdió a su marido poco después de que estallara la guerra, no quiere hablar de culpables ni de beneficiados por la guerra en su país: "Pero tengo muy claro quiénes el perdedor: el pueblo bosnio. Y también sé que las mujeres serbias forman parte del bando perdedor porque ellas también pierden a sus maridos y a sus hijos".La historia de la decana de la Facultad de Educación de la Universidad de Belén, Violet Fasheli, no es tan trágica como la de Nermina. Pero su vida tampoco es fácil. Cada día, para acudir a su trabajo, tiene que atravesar Jerusalén, la ciudad donde nació, pero que no le permiten visitar salvo en su viaje diario a la universidad. Un papel le franquea el paso por los controles policiales durante tres meses. Después de ese tiempo, tiene que renovarlo. Violet se muestra rotunda en sus acusaciones contra los políticos de todo el mundo: "Debemos centrar nuestra lucha en conseguir que se cumplan los acuerdos de Oslo: la liberación de los prisioneros, la eliminación de los controles policiales, la retirada de los militares...".

A la palestina Violet y a la israelí Edna Yam -una mujer nacida en Chile que vive en Israel desde 1951 y pertenece a la Organización de Mujeres de Prisioneros Políticos- les une una utopía. Ambas desearían poder pasear un día por una Jerusalén sin murallas, que sea la capital de dos gobiernos autónomos.

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