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El alcalde socialista de Fuenlabrada dinamita la cumbre del empleo clausurada por Ruiz-Gallardón

José Manuel Romero

La primera cumbre municipal por el empleo y la productividad, celebrada por el Gobierno regional con un centenar de alcaldes, se clausuró con aplausos de protocolo yuna bronca sobresaliente. En la escena, un edil socialista gritó: "¡Fascista!", y el alcalde del PP insultado replicó: "¡Sinvergüenza!". La reyerta de palabras -faltaron centímetros para los puñetazos- brotó por un problema de puntualidad: Alberto Ruiz-Gallardón intervino 15 minutos, antes de lo previsto en la agenda; el alcalde de Fuenlabrada, José Quintana (PSOE), llegó 90 minutos tarde, según el PP.

Quintana, cuyo discurso como presidente de la Federación Madrileña de Municipios estaba previsto por la organización, llegó cuando se vaciaba la sala, y no pudo hablar. Estalló: "Me habéis hecho una guarrada de puta madre", espetó a Ruiz-Gallardón, que se había acercado a saludarle. "Háblalo con Blázquez", le replicó el presidente madrileño, que, muy molesto, hizo mutis. Pero Quintana no habló con Blázquez, consejero de Economía, sino con los periodistas: "Había quedado en intervenir a las 13.30, pero no me han esperado. No se ha tenido en cuenta la opinión de los Ayuntamientos. Creen poco en la pluralidad democrática. Esto, más que el inicio de una buena relación, es el punto final".Blázquez encajó la andanada sereno y sonriente, mientras concejales y alcaldes de uno y otro bando seguían insultándose y compitiendo por el primer plano y el micrófono de una cámara de televisión.

Capitaneaba el batallón de los populares un joven trajeado, José Ignacio Fernández, alcalde de Guadarrama: "Que Quintana no venga diciendo mentiras. Lo que pasa es que está dando sus últimos coletazos porque le vamos a quitar de presidente de la Federación de Municipios", amenazaba. Un concejal socialista de Alcobendas le paraba: "¿A lo mejor quieres ser tú presidente con este aspecto?". Por detrás, más gritos: "Estos del PP ya vienen con el rodillo". Los del PP: "Más cara tenéis vosotros".

Antes del ruido, Ruiz-Gallardón aprovechó para agradar. "Los alcaldes han contribuido a hacernos más responsables, más realistas y más optimistas". Para su recurrente obsesión, "crear empleo", anunció una receta: "Imaginación, coordinación, trabajo y organización".

Un motivo diario para la disputa

Alberto Ruiz-Gallardón y José María Álvarez del Manzano han encontrado en sus tres primeros meses de convivencia institucional motivos a granel para la disputa. Delante de los focos, sonríen; el alcalde abraza al presidente, y éste le palmea la riñonada. Detrás, libran una batalla de ideas que ya suena en las grabadoras.Para crear trabajo, uno, Ruiz-Gallardón, baja el impuesto que pagan los empresarios y pide al otro pide siga su camino. Álvarez del Manzano considera "banal" la petición y esquiva la senda que le marca el presidente del Gobierno de Madrid.

El alcalde acude a la cita por el empleo y la productividad para dar la razón a los alcaldes del sur y del PSOE: acusa de precipitación a los organizadores, que representan a su partido. El consejero de Economía, Luis Blázquez, le recuerda que no se precipitó, tan sólo trabajó en agosto mientras otros andaban de vacaciones. El alcalde, que volvió el 4 de septiembre a su despacho, dispara: "Yo ya trabajaba cuando él descansaba porque aún no era consejero. Le gano en edad, saber y gobierno".

Ruiz-Gallardón tercia y recomienda trabajar, "incluso en agosto", para ayudar a los que no tienen empleo. ¿El incluso se refería al alcalde?, le preguntó este periódico. "No", contesta divertido, [me refería] "a mi misma mismidad". Más preguntas al consejero de Presidencia, Jesús Pedroche: "¿Les han molestado las críticas del alcalde?". Sonríe, da un cachete en la mejilla al periodista y se marcha.

Ruiz-Gallardón, quien una vez defendió de los ataques socialistas el monumento a la Violetera, una pequeña escultura clavada en la calle de Alcalá, apoyó el miércoles la cultura "cosmopolita" y rehuyó lo "castizo". Álvarez del Manzano replicó ayer con su pasión por la tradición, las costumbres y el "alma" del madrileñismo.

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