Selectividad
Resulta extraño y asombroso comprobar cómo el futuro de miles de jóvenes se decide en tres días, o más exactamente en 11 horas. Nervios, quejas, lágrimas fueron los compañeros fieles de todo alumno que realizó los temidos exámenes. Estas líneas no pretenden enjuiciar tan ya criticado método selectivo, si bien se orientan a todos aquellos individuos sobre los que recayó la engorrosa y ardua tarea de presentar modelos de exámenes para su posterior elección aleatoria. Y abogando por la racionalidad y el sentido común, me inclino a pedir encarecidamente una mayor seriedad al realizar tan delicada acción, pues, tras escasas horas de sueño y un duro curso preparatorio, es bastante poco reconfortante encontrar un ejercicio de inglés en el que se invierte el orden alfabético en su enunciado, o un problema de física en" donde los horizontes idiomáticos del alumno se difuminan ante el vocablo "quasiestáticamente".Quizá, en el futuro, examinadores y alumnos logremos eximir el tabú -de la selectividad de la conciencia de las generaciones venideras, y considerarla verdaderamente como una prueba de madurez que refleja tal actitud por ambas partes.-