Al menos un peatón murió atropellado cada día de la Semana Santa

El mal sabor de boca de la Operación Semana Santa, con el repunte de víctimas en la carretera -33 más que el año pasado-, continúa en la Dirección General de Tráfico (DGT). Apenas ha transcurrido tiempo para dar con la explicación de ese incremento. De las circunstancias que han concurrido en los accidentes se deduce que, proporcionalmente, los peor parados no han sido los usuarios de los vehículos, sino los viandantes atropellados. Cada día falleció al menos uno de ellos. De los 11 peatones muertos, cuatro eran gallegos.

El puente del Primero de Mayo también ha incrementado ya la lista...

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El mal sabor de boca de la Operación Semana Santa, con el repunte de víctimas en la carretera -33 más que el año pasado-, continúa en la Dirección General de Tráfico (DGT). Apenas ha transcurrido tiempo para dar con la explicación de ese incremento. De las circunstancias que han concurrido en los accidentes se deduce que, proporcionalmente, los peor parados no han sido los usuarios de los vehículos, sino los viandantes atropellados. Cada día falleció al menos uno de ellos. De los 11 peatones muertos, cuatro eran gallegos.

El puente del Primero de Mayo también ha incrementado ya la lista de víctimas mortales. Desde las tres de la tarde del viernes hasta las ocho de la tarde de ayer, 31 personas murieron en accidente de tráfico. Otras 28 resultaron heridas, 17 de ellas de gravedad.Desde que acabó la Semana Santa se ha hablado más de las muertes que de la campaña de publicidad que estrenaba la DGT la víspera de iniciarse aquella gran marcha. El repunte de la siniestralidad después de dos años consecutivos de descenso y la espectacular disminución de 1994 -57 muertos menos que en 1993- han caído como agua fría y se ha llegado al extremo de cuestionar la eficacia del mensaje preventivo.

La expectación que acompañó otros años el estreno de estas campañas no ha tenido el "sino eco en esta ocasión. Tanto es así que en la DGT se valora mucho más el debate que suscita la línea y los contenidos publicitarios que la campaña en sí misma. Esta vez el eco se apagó muy pronto, quizá porque le ha faltado gancho a la propuesta elaborada por Tapsa. "Fue la mejor idea de todas las que se presentaron. La verdad, no había mucho más donde elegir", reconoce un portavoz de Tráfico.

Una campaña insulsa, un tiempo primaveral que invitó a los conductores a salir en masa a las carreteras, la bajada de la guardia en la previsión... Lo cierto es que se han producido 21 mortales más que en 1994, 33 muertes más, 20 heridos graves más, 37 heridos leves más...

Del análisis pormenorizado de cada suceso se deduce, sin embargo, que, proporcionalmente, los más afectados no han sido los ocupantes de los vehículos, sino los que resultaron atropellados al cruzar a pie las carreteras.

Cada día de la Semana Santa murió, en efecto, un Deatón -el lunes de Pascua, dos- Cuatro de los atropellos mortales ocurrieron en Galicia. Los fallecidos fueron dos niños de 9 y 15 años de edad y mayores de 50 que irrumpieron en las calzadas al mediodía o por la noche.

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Otro de los datos que llama la atención a pesar de la insistente campaña sobre las ventajas de conducir con él bien ajustado es el elevado número de accidentes mortales de coches cuyos ocupantes no llevaban puesto el cinturón de seguridad.

Este factor ha intervenido en la muerte de 34 personas, involucradas en 29 accidentes. De las edades de los afectados se desprende que los menores de 25 años y los mayores de 43 son lo más reacios a colocarse un instrumento que, en determinados casos, podría haberles salvado.;

Otra coincidencia relevante en casi el 10% de los accidentes es que los conductores involucrados irrumpieron en carreteras de mayor prioridad sin pararse, en contra de lo que indican las señales de stop, para comprobar el tránsito de otros autos en esas vías o sin ceder el paso a los que tenían la preferencia.

La falta del dominio de los coches y su adaptación a las carreteras es un hecho común también en un porcentaje muy elevado de los accidentes mortales. No se trata de que la vía sea de mejor o peor calidad o de que los resortes de los coches se encuentren a su máximo rendimiento. Se trata de salidas de la carretera y choques contra árboles o muros porque la velocidad era excesiva para circular a lo largo de tramos concretos.

Muchos jóvenes

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