Mijatovic transforma con su entrada al Valencia

Le bastaron tres toques para decir a todo el mundo que aquello era otro partido. Mijatovic pisó el césped en el minuto 63 y devolvió a la grada la ilusión de que se trataba de un juego interesante. También lo transmitió a sus compañeros, para quienes hasta entonces el choque había sido una sala de torturas. Incluso Otero, el jugador más exasperante para la grada, recobró cierto aire de futbolista. El Logroñés, por su parte, tuvo una primera mitad muy digna, pero sucumbió primero a un gol de dudosa legalidad y después a la calidad del montenegrino. Es ya un Segunda, pero muy digno.Del re...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Le bastaron tres toques para decir a todo el mundo que aquello era otro partido. Mijatovic pisó el césped en el minuto 63 y devolvió a la grada la ilusión de que se trataba de un juego interesante. También lo transmitió a sus compañeros, para quienes hasta entonces el choque había sido una sala de torturas. Incluso Otero, el jugador más exasperante para la grada, recobró cierto aire de futbolista. El Logroñés, por su parte, tuvo una primera mitad muy digna, pero sucumbió primero a un gol de dudosa legalidad y después a la calidad del montenegrino. Es ya un Segunda, pero muy digno.Del resto, descontado Mijatovic, simplemente no hubo fútbol ayer en Mestalla.

Archivado En