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BALONCESTO

Así se hace un club campeón

Todo huele a dinero en los Orlando Magic: plantilla multimillonaria y altos. precios en sus entradas

M. A. PANIAGUACuando, a mediados de los años ochenta, William DuPont III adquirió los Orlando Magic y consiguió un lugar bajo el sol de la NBA, muy pocos observadores auguraban un porvenir brillante a una franquicia que debía luchar contra el imperio Disney en la ciudad de la Florida Central. Unos pocos años después, Richard DeVoe, presidente de la Corporación Amway, compró el equipo por casi 11.000 millones de pesetas, un precio ciertamente caro para una franquicia NBA. Actualmente, los Magic están derribando todas las previsiones. Son el equipo más atractivo de toda la NBA y aunque los precios de sus entradas son los más caros de la Liga, la lista de espera para conseguir un abono para ver a Orlando llega hasta siete años.Los Magic son el equipo con la nómina más elevada de toda la Liga NBA. Liderados por dos jóvenes veinteañeros, el gigante Shaquille O'Neal y el pequeño Anfernee Penny Hardaway, el equipo ha aparecido como favorito para, el título en no pocos pronósticos de pretemporada, pero nadie en la organización de Orlando quiere hablar de títulos. Sin embargo, el equipo es ya campeón en cuanto a nómina se refiere: Hardaway disfruta de un salario anual cercano a los 900 millones de pesetas; O'Neal le sigue, con una nómina de 600 millones por temporada; otros dos titulares cobran más de 400 millones y hasta un reserva, Dennis Scott, alcanza los 400 kilos por año. La última adquisición de los Magic, el tricampeón Horace Grant, gana 310 millones, aunque podrá renegociar su contrato a finales de temporada. La plantilla Magic es una de las más jóvenes de la NBA. Baste decir que a los 29 años, Horace Grant es el jugador titular más veterano del equipo.

Hablemos de egocentrismo en los Magic. La zona de aparcamiento, reservada a jugadores, en el Orlando Arena es como una feria de automóviles. A la hora de los entrenamientos se pueden contemplar varios coches de legendarias marcas italianas (por ejemplo, tres Testarrosa). El vestuario de Orlando se llena de cadenas de oro, de zapatos italianos y de trajes de marca cada día de la semana. Para los aficionados, contemplar a sus jóvenes ídolos multimillonarios cada noche en la cancha se ha puesto ciertamente caro. Las entradas más baratas subieron, el mes pasado, de 1.000 pesetas a 4.000, y las más caras, que antes costaban 8.000 pesetas, pasaron a costar 12.000. Los aficionados de Orlando abuchearon a Hardaway cuando se conocieron las estratosféricas cifras de su contrato. Parece que el hecho de que el base Penny Hardaway, un jugador de 22 años con un año de experiencia en la Liga, doble en salario al pivot Shaquille O'Neal no ha causado grandes problemas internos. "Michael Jordan estuvo muchos años infravalorado y mal pagado", señala O'Neal, "supongo que yo también puedo estar mal pagado, No soy una persona envidiosa".

La envidia y los celos son ingredientes que pueden destrozar la química interna de un equipo potencialmente campeón. Otro es el liderazgo. Demasiados jefes y pocos indios. Identificar al líder de los Magic no es una tarea fácil. Shaquille O'Neal a sus 22 años, es el jugador franquicia. Pero no quiere esa responsabilidad. Penny Hardaway, para muchos la versión moderna de Magic Johnson, ha declarado que él sí quiere ser el líder del equipo. Pero Hardaway tiene algunos matices en su contra: demasiado egocéntrico dentro y fuera de la cancha. En consecuencia, todas las miradas apuntan hacia Horace Grant. Tres anillos de campeón en sus dedos, una personalidad carismática y mucha experiencia a sus 29 años. Ese parece ser el perfil ideal de un líder. "Una de mis funciones en este equipo es ofrecer liderazgo", indica Grant, "tengo que enseñar a estos chavales lo que se necesita para ganar un campeonato".

La disciplina de equipo es otro ingredientes básico para obtener un conjunto campeón. Esa tarea recae en las espaldas del entrenador Brian Hill. Con sólo dos años de experiencia como entrenador jefe en los Magic, Hill -cuyo salario de 35 millones de pesetas al año es calderilla para la mayoría de las jóvenes estrellas de su equipo- tiene la difícil tarea de manejar adecuadamente los talentos y los egos de sus potros campeones. Brian Hill es un tipo callado, que disfruta pasando desapercibido y que goza, por ahora, de la aprobación de sus jugadores-figuras. "No he ganado ningún título, ni soy famoso", señala el entrenador de los Magic de Orlando, así que soy consciente que debo ganarme, a diario, el respeto de mis jugadores".

Si Hill mantiene ese respeto y es capaz de dar unidad y cohesión a este equipo de Orlando, la superioridad teórica de los Magic en la Conferencia Este podría tomarse en supremacía. Ya casi nadie lo duda: en Orlando se está construyendo un campeón.

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