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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El desafío de Chirac

LA DECISIÓN de Jacques Chirac de presentar públicamente su candidatura a la presidencia. de la República francesa seis meses antes de la fecha fijada para las elecciones que deben designar al futuro huésped del Elíseo, ha causado cierta sorpresa. Seis meses es un plazo excesivamente largo para una campaña electoral. Existe siempre el peligro de que un anuncio prematuro se vuelva contra el candidato y de que la opinión acabe hastiada de quien se autoimpone así el compromiso de una continua presencia en los medios de comunicación.Chirac no puede ignorar ese peligro, pero ha considerado sin duda que era mayor para él el de quedar olvidado, o en segunda fila, mientras el Jefe del ejecutivo, Édouard Balladur, por el simple ejercicio de su función se presenta cada día ante los franceses y puede hacer alarde de su capacidad para dirigir el país. El paso dado por Chirac está, pues, enfocado sobre todo contra Balladur. Ese enfrentamiento de dos figuras del mismo partido en la pugna por el Elíseo -una de ellas jefe del Gobierno- no tiene precedente en la política francesa.

Pero Chirac no se ha limitado a un acto de presentación pública de su candidatura. Ante el temor de quedarse con un electorado escaso, ha lanzado una iniciativa que pone en cuestión el núcleo de la política francesa sobre Europa. Anunció que de ser elegido presidente convocará un nuevo referéndum sobre la moneda única, núcleo del Tratado de Maastricht. Con ello reabre la crisis en la derecha francesa en torno a Maastricht y se convierte en campeón del amplio sector contrario a dicho tratado y temeroso de que Francia pueda asfixiarse en un abrazo al gigante económico vecino, Alemania. Así aspira a lograr el apoyo de Séguin, presidente de la Asamblea, ante las reticencias y la incertidumbre de otros dirigentes conservadores que le apoyaron en el pasado, como es el caso de los ministros Pasqua o Juppé.

La decisión de Chirac ha puesto oficialmente en movimiento una carrera que en realidad ya estaba en marcha. Charles Millon, diputado de la UDF (coalición centrista aliada en el Gobierno al RPR de Balladur y Chirac), ha presentado asimismo su candidatura al Elíseo, anunciando que se retiraría si se presenta Giscard d'Estaing. Lo ha hecho empleando un argumento de peso: "Es imposible tener un lenguaje ambiguo o vacilante sobre Europa". En los pocos días transcurridos desde el anuncio de Chirac, una serie de hechos significativos permiten pensar que su impaciencia puede costarle cara. Por un lado, ha colocado la polémica sobre Europa en el centro de la campaña presidencial, lo cual obviamente daña a una derecha dividida sobre ese tema. . Por otro, al provocar nuevas candidaturas, tiene que rivalizar con aspirantes de segunda fila, mientras los serios, Balladur y Delors, pueden esperar el mejor momento.

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Desde Bruselas, donde aún tiene que terminar su mandato de presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors puede mirar con tranquilidad los últimos episodios de la política francesa. El enfrentamiento directo entre Chirac y Balladur (que tuvo una expresión física en la presencia de ambos a horas distintas en la tumba del general De Gaulle en el aniversario de su muerte) conviene obviamente a Delors.

Y ya puede sentirse reforzado por el anuncio público de Rocard de que no será candidato. El Partido Socialista tendrá que proclamar su apoyo a Delors, aunque éste insista en una interpretación muy personal del ideal socialdemócrata, como se refleja en su reciente libro.

¿Podrá Balladur levantar un amplio movimiento a su favor defendiendo a la vez, contra Chirac, el Tratado de Maastricht? No será en modo alguno una tarea fácil. A él le convendría que la cuestión europea quede en lugar secundario en la campaña electoral, dándole la posibilidad de poner en primer plano los aspectos positivos de su tarea como primer ministro. Es significativo que en círculos de la derecha francesa, animados hasta ahora por la euforia suscitada por las derrotas electorales socialistas, comience a surgir la preocupación sobre las formas de evitar que las divisiones entre conserva.dores acaben otorgando la victoria a Delors.

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