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Tribuna:DÍA MUNDIAL DE LA SALUD MENTAL
Tribuna
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En favor de 350 millones de enfermos

El tratamiento de las enfermedades mentales continúa en buena parte del mundo siendo algo marginal a los sistemas sanitarios de atención

Las autoridades sanitarias internacionales sitúan las alteraciones mentales entre las epidemias del momento, junto con el suicidio, el alcoholismo, las enfermedades crónicas, la violencia y los accidentes. Las estimaciones más conservadoras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) estiman que unos 350 millones de personas de la población mundial padecen una enfermedad mental o están afectadas por alguna discapacidad producida por un trastorno mental. Porcentajes que se verán incrementados en el futuro por los problemas del envejecimiento de la población, y de forma mucho más inmediata por las repercusiones psicológicas de la expansión del sida. Enfermedad mental que no se reduce a los grandes trastornos, situaciones límite con pérdida de la razón, antaño en los manicomios. La mayoría de las veces son pequeñas molestias -ansiedad, insomnio, tristeza, miedo-, a veces con sufrimiento físico; dificultades emocionales que limitan la capacidad de vivir y que pueden prolongarse en el tiempo si no hay una respuesta técnica adecuada. Trastornos que en España afectan a un 26% de la población según la última encuesta nacional de salud (equiparable a otros países de nuestro entorno socioeconómico).Y sin embargo, el tratamiento de las enfermedades mentales continúa en buena parte del mundo siendo algo marginal a los sistemas sanitarios de atención, acomodados en obsoletos manicomios y periclitadas técnicas. Pese al esfuerzo de más de 50 años de reforma psiquiátrica y de la aceptación por parte de los profesionales de la inutilidad del hospital psiquiátrico y de la psiquiatría tradicional, la práctica custodial mantiene su hegemonía, la mayoría de las veces en condiciones de miseria, hacinamiento y sistemática violación de los derechos humanos. Basta ver algunas imágenes de reportajes o recordar noticias terribles sobre muertes y desaparecidos en manicomios de diferentes países. En ocasiones -y he podido comprobarlo personalmente- no hay ni sábanas ni mantas ni colchones, la comida suele ser inmunda y puede ser difícil soportar el mal olor. (Según un estudio realizado por el Ministerio de Salud brasileño en 20 hospitales psiquiátricos de este país tomados aleatoriamente, en el 59,1% ellos no había papel higiénico ni toallas en los servicios; en el 31,8% había pacientes con problemas clínicos sin atender -micosis, dermatitis...- y en el 18,2% la primera visita médica se realizaba entre 8 y 15 días después del ingreso). Pero no es un problema sólo de los países en desarrollo. Leamos a un interno célebre de un hospital de París. "Las condiciones materiales de existencia en Sainte-Anne", escribe Louis Althusser en su autobiografía, refiriéndose a su ingreso hospitalario en 1980, "eran verdaderamente inimaginables, en especial el gran refectorio en el que tenías que procurarte el plato y los cubiertos (teníamos que lavar los cubiertos después de la comida en una cubeta de agua infecta; no los platos, nunca comprendía por qué), te sentabas a la mesa al lado de no importa quién, y los guardias dejaban en desorden sobre la mesa inmensas fuentes de alimentos asquerosos". Quien visite hoy los viejos pabellones de Sainte-Anne, considerado un baluarte de la psiquiatría francesa, encontrará el mismo olor, los mismos crónicos, igual desarraigo del presente que en otro psiquiátrico del Primer o del Tercer Mundo.

Paradójicamente, la teoría y la técnica de la psiquiatría y la psicología han avanzado hoy lo suficiente para dar una respuesta tan adecuada como cualquier otra especialidad sanitaria tanto en la clínica como en la organización de sus servicios. Es responsabilidad de los Gobiernos el que estos conocimientos alcancen a la mayoría de la población, favoreciendo la equidad en las prestaciones (el pronóstico de un trastorno mental no puede estar amenazado por la tremenda desigualdad de servicios de cada país, región o ciudad).

El Día Mundial de la Salud Mental proclama la meta de mejorar la calidad de los servicios de salud mental". Es el esfuerzo de un amplio abanico de organizaciones de profesionales y usuarios por la necesidad de prevención, de tratamiento y cuidado de las personas con trastornos mentales y el fomento de la salud mental.

Manuel Desviat preside la Asociación Española de Neuropsiquiatría.

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